martes, 16 de agosto de 2011

JYSH - LA SANGRE QUE CORRE POR MIS VENAS (T3, C9)

imageON…

MPBlog: wake me up before you go-go

Cuando vi a mis padres iluminados por la luz de esta otra tierra sentí que algo hay aquí que transforma a las personas. Me di cuenta de lo que estos meses han significado para mí y de cómo las cosas han cambiado una vez más.

El caso es que Loli y Luis vinieron a pasar sus quince días de vacaciones con su hijo, es decir, yo. Desde el minuto uno no faltaron planes y visitas que hacer. Mientras yo trabajaba por las mañanas, ellos iban a la playa a pasear bajo el sol. Por las tardes, nos hemos recorrido los alrededores (y no tan alrededores) descubriendo y redescubriendo lugares únicos.

Volver a comer comida de mamá (el calor no le dejó hacerme sus famosas lentejas!), charlar con ellos, compartir momentos… hacía tiempo que no disfrutaba tanto de la compañía de mis progenitores. Les pregunté cómo le iban las cosas a Pedro y me dijeron que, ante la falta de trabajo de lo suyo, ha decidido completar sus estudios. Parece que finalmente hará un máster en ingeniería alimentaria con la intención de formarse un poco más y, simultáneamente, ganar tiempo para pensar qué hacer con su descolocada vida.

Mientras me contaba todo esto, Loli me miraba con ojos de ‘cordero degollao’, como buscando una complicidad en mí con la que explicarle lo mal que están las cosas para encontrar un (buen) trabajo ahora mismo en España. Lo que ni Loli ni Luis sabían cuando me contaban esto es que para bien o para mal, en ese momento yo ya había elegido mi futuro. ¿Irme o quedarme? La eterna cuestión había dejado de ser una incógnita, para convertirse en una de las decisiones más complicadas que he tenido que tomar nunca.

¿Que por qué no les pedí consejo ni se lo dije a mis padres en cuanto lo decidí? Pues no lo sé. No fue cuestión de confianza ni de dejadez, sino más bien de no querer captar la atención en un momento en el que no me la merecía. Sabía que mi noticia sería respetada, aceptada, compartida y disfrutada con mis padres, pero soy de los que piensan que es bueno esperar a que se presente el momento justo.

Y es que este halo de misterio no afectó solo a mis padres. Como un niño que quiere llevar el juego hasta el final, decidí por una serie de razones no contarle nada a Antía acerca del curro que me había ofrecido Jose. El caso es que seguimos sin vernos demasiado y sin compartir demasiado. Hay algo más que un aprecio, mucho menos que un amor. Y no la puedo culpar por ello… No ha habido tiempo para más. Si quiero apostar e ir hasta el final con ella debería quedarme…

Los días fueron pasando con alocada rapidez, como quien le mete prisa al tiempo y cada vez que salía el tema con Loli y Luis sobre mis expectativas profesionales, yo escurría el bulto sin saber muy bien cómo para luego sentirme peor cuando reflexionaba sobre ello. La verdad que al final uno no sabe muy bien por qué oculta o se guarda este tipo de tonterías. Yo sabía que se lo iba a terminar soltando todo, pero seguía teniendo cierto temor a que lo que tenía que decirles no fuese de su agrado. Por mucho que luego diga, a Loli todo lo que no sea tenernos bajo sus faldas y matriarcado no le hace demasiada gracia. Cosas de madres, supongo.

El viernes me levanté con una increíble sensación de agobio y me fui a trabajar. No dejé de pensar en mi decisión en toda la mañana. Por la tarde habíamos quedado para hacer unas compras por el centro. En ese momento tuve claro que el mejor lugar para la confesión era el muelle. Después de haber visitado prácticamente todo, aún no les había llevado a ver el atardecer, quizás el lugar más bonito de la ciudad y sin duda uno de los que mejores recuerdos me trae. Así que con una idea fija en la cabeza les llevé hasta allí mientras caía el sol en el horizonte. Lo recorrimos, lo fotografiamos, disfrutamos de las vistas, sentimos la brisa golpeándonos en la cara… y sin darme cuenta se nos hizo de noche. Para acabar con el momento padre-hijo que Luis y yo estábamos teniendo a la luz de la luna, Loli irrumpió con un ¡Yo ahí no subo con este calzado! y nos dimos la vuelta por donde habíamos venido.

Me hablaban de cosas, pero mi cabeza daba tumbos. Me sentí totalmente aturdido, presionado, encerrado en mí mismo. Era entonces o nunca…

Papá, mamá, os lo tengo que decir. Si no os lo digo aquí no os lo digo en ningún sitio. Lo que os voy a decir no sé si os va a gustar pero ahí va…

Y se lo dije.

Ambos levantaron la cabeza con asombro pero con una sonrisa. Mamá dijo ¡Uy, y eso qué importa! a lo que papá la siguió con ¿y por eso estabas tan preocupado, hombre?

Yo ya sabía que la reacción iba a ser inmejorable y que quizás el miedo por mi parte fuese desmesurado, pero uno nunca quiere fallarle a los que más quiere, y menos si son sus padres. Me hicieron sentir un hombre por primera vez en mi vida. Con peso, responsabilidad y criterio.

De vuelta a casa, me hicieron un montón de preguntas al respecto. Querían saber. Ni yo mismo pude responderles a algunas cosas. A veces uno no sabe muy bien por qué toma las decisiones alocadas que toma, aun estando seguro de ellas. Esta es una de esas veces.´

Un par de días más tarde, mientras guardábamos todas sus maletas en el coche y al ver sus caras, mezcla de tristeza y alegría, amenazadas por incipientes y bellas arrugas, me di cuenta de que es cierto, los años no perdonan a nadie y soy yo el que ahora debe tomar el testigo de su esfuerzo y dedicación. Estoy orgulloso de ellos. Y sé que ellos están orgullosos de mí. Siempre lo tuve claro, pero ahora la siento bombear por mi corazón y correr por mis venas…  Su sangre es mi sangre.     

OFF…

viernes, 12 de agosto de 2011

HOY PUEDO DORMIR TRANQUILO (Parte V)

Hacía tiempo que no pensaba en esta frase.

Hoy creo una vez más que así será esta noche. La vida le da una nueva vuelta de tuerca a mi existencia, regalándome una nueva oportunidad, una nueva aventura, un nuevo objetivo.

Se trata de volver a empezar o, más bien, de re-empezar. Puede que todo (o casi todo) sea conocido, pero también todo (o casi todo) adquiere una nueva dimensión, convirtiéndose en un reto que poco o nada tendrá que ver con la experiencia que guardo en mi recuerdo. 

Y no es que sienta nada especial, es que sé que es especial.

Hace justo un año todo se acababa de alguna forma y hoy todo eso vuelve a empezar. Hay quien se atreve luego a cuestionar la magia del destino pero las vueltas que da este mundo las empiezo a notar tras cada paso que doy. Siempre hay quien cuestiona las decisiones que uno toma. Hoy siento que camino con paso firme y seguro, con ganas de luchar y de seguir avanzando…

Mañana todo volverá a comenzar… pero mientras tanto me voy a la cama de nuevo con una gran sensación de calma. Hoy dormiré con la tranquilidad de seguir acompañado por una ‘mijita’ de buena suerte, de esa que tiene que complementar al mérito personal. No hay que pensar en imposibles, ni en pesimismos. Saber discriminar y sacar lo mejor de cada etapa y de cada persona se convierte en esa tarea entrañable y necesaria en el momento de hacer balance de lo vivido. Todo aporta, todo forma, todo enseña…

Y aunque a veces parezca que dejamos cosas atrás, debemos pensar que la energía fluye de forma natural y espontánea. Las cosas, al igual que las personas, van y viene en un constante oleaje que nos golpea o nos acaricia, según nos pille o no desprevenidos. Hay que dejar que todo vaya encajando, encontrando su lugar, adquiriendo el sentido y el significado necesarios que expliquen el devenir de los acontecimientos. Ha llegado el momento de abrir una nueva puerta. Eso sí, mientras se abre, aun quedan semanas de verano para disfrutar. Un verano tan intenso y especial, que a buen seguro guarda para la recta final algo potente e inesperado. Esa es la actitud y ese el optimismo que se ha convertido en una parte esencial en mí en los últimos meses. Porque ahora sé que no hay que darse por vencido en la tarea de perseguir los sueños.

Buenas noches… porque hoy sí que son buenas (aunque mañana me esperen 40 grados a la sombra).

Continuará…