jueves, 31 de mayo de 2012

DALE LA VUELTA

ON…

MPBlog: Yo te esperaré – Cali & el Dandee

Pocas veces los eslóganes que promocionan Gran Hermano al inicio de cada una de sus ediciones tienen algo que ver con el desarrollo posterior del programa. Más bien se trata simplemente de frases más o menos ingeniosas que sirven de reclamo para el espectador.

Pero en esta ocasión, parece que se tomaron en serio el Dale la Vuelta con el que se anunciaba la decimotercera edición del reality por excelencia en nuestro país. Así, ya en el estreno, varios de los nuevos habitantes entraron boca abajo a una casa invertida, donde el suelo era techo y viceversa. Esta fue solo una pequeña muestra de que lo de Dale la Vuelta iba este año totalmente en serio.

Nos prometieron una sola casa. Y no nos mintieron. Exceptuando unos pocos días de la fase final en los que hubo una suite de finalistas, se puede decir que esta edición se llevó a cabo en un único hogar, borrando el lío y la separación de casas de las ediciones anteriores.

Nos prometieron un número más reducido de participantes. Y nos mintieron a medias. Si bien inicialmente entraron 12+1 concursantes, se anunció que cada semana iría entrando uno más o, mejor dicho, un +1 y así mantener el número de concursantes igual al número de la presente edición.

Nos prometieron una vuelta a los orígenes. Y ahí sí que nos mintieron del todo. Es cierto que el clima de la casa fue mucho más amable este año, recordando al buen rollo de las primeras ediciones del formato. Sin embargo, ahí se queda, porque todo lo demás fue una continua ruptura con las reglas básicas del formato, alguna incluso escandalosa para los más conservadores del concepto original.

Esta edición, bautizada como 12+1 y no 13 por expreso deseo de la supersticiosa Mercedes Milá, se caracterizó por acabar con la regla fundamental del aislamiento de los habitantes. Las entradas semanales de los +1, las repescas, la fase final con entrada de concursantes eliminados y hasta la cabina en plató donde los concursantes podían ver parte de su paso por el programa y rebatir a otros compañeros. Los concursantes han tenido contacto con el exterior, quizás demasiado, pero la pérdida de parte de la esencia bien ha sido compensada con las nuevas experiencias que estos giros nos han proporcionado.

Así, la entrada en la casa de Aris, tras haber pagado casi 70000€ en la subasta de ebay, sirvió de polémica dentro y fuera de la casa, avivando esas primeras semanas en las que los concursantes parecían un poco dormidos. Cara le salió una estancia que apenas duró una semana.

La cabina insonorizada donde se enfrentaban los dos nominados más votados supuso una originalidad que, si bien no tuvo un impacto demasiado destacado en la fase inicial, sí que lo tuvo en la recta final del programa, donde los supuestos expulsados recibían la noticia de ser en realidad los finalistas elegidos por la audiencia. La imagen de Dani cual mono enjaulado es difícil de olvidar.

Y es que en el afán de darle la vuelta a todo, se llegó a celebrar hasta una falsa final en la que los falsos aspirantes a ganar el concurso (Sindi, María y Hugo) sólo lo eran a convertirse en finalistas.

Pero tampoco faltaron elementos clásicos como la noche del terror, celebrada esta vez en un tétrico circo en el que la caída de uno de los payasos le hizo ser tan famoso, que volvió en sucesivas galas y hasta fue el encargado de proclamar al cuarto finalista en la final en forma de autotartazo.

También disfrutamos de una emotiva noche de las sorpresas, sobre todo en ese momento en que Hugo eligió la puerta para ver a su novia y ella no estaba allí. Julia se hizo famosa aun sin aparecer más de diez segundos en el vídeo de presentación de Hugo, pues este la dejó vía confesionario para poder liarse a gusto con María, la jerezana, que arraza por donde paza.

Pero no fueron ellos dos, ni con mucho, la pareja de esta edición. La palma se la llevó una Noemí que conquistó a Aless, el futbolista italo-galaico, pero que no dudó en liarse con Fael, el ganador del Big Brother Brasil en el intercambio que este año se hizo en el concurso. En su regreso optó por mentir y sus mentiras acabaron por pasarle factura y convertirla en la marioneta del programa. A Noemí la hicieron encontrarse con su exnovio Paolo y fue juzgada gala tras gala por su actitud en Brasil. Todo ello acabó con varias crisis nerviosas de la canaria, así como por una salida de plató de la mano de su madre al grito de “no más espectáculo a tu costa”. El programa le vetó la presencia en la final por esta actitud, a pesar de ser la +1 de Pepe.

Porque sí, para compartir los últimos días en la casa, cada finalista tuvo que elegir esta vez a uno de sus compañeros, que le apoyaría y le defendería en la carrera hacia la victoria. Aless eligió a Marta tras negarse a escoger a Noemí después de escuchar sus mentiras y ver los vídeos de Brasil, Dani escogió a Ari y juntos se fusionaron en DanAri dándonos algunos de los momentos más desternillantes de esta edición como la cría y liberación del caracol Soraida, Pepe escogió a Noemí y María no escogió a Hugo sino a Sindia, que tras su paso por GH se ha reconvertido en Pipi, ha dejado a un lado las mOndarinas y también a su chico, el Zergio.

Después de 130 días y reunidos en el impresionante pabellón de pruebas de este año reconvertido en una recreación del universo, los finalistas esperaron la decisión de la audiencia, que otorgó a Pepe Flores la victoria con aproximadamente el 45% de los votos, como se preveía ya en las últimas semanas, sobre todo después de las expulsiones de Ari, Noemí y Sindia, sus grandes competidoras a optar por el premio.

Pepe voló por el universo y luego lo hizo en helicóptero como hacía tiempo que no lo hacía un ganador de GH. En los estudios de Telecinco le esperaba David Bisbal interpretando la canción de la próxima Eurocopa y dentro del plató, recibió el maletín con los 300000€ de manos de una exuberante Laura Campos (con más tetas que cabeza) y una amable entrevista por parte de la siempre grande Mercedes Milá, muy criticada esta edición por su falta de imparcialidad y sus enfrentamientos con concursantes como Cristian, Vero o Noemí...

Si bien Mercedes siempre ha mostrado sus favoritismos de alguna manera, quizás sea cierto que este año lo ha hecho de una forma muy evidente, como también lo han sido el manejo (por no llamarlo manipulación) por parte de la organización del concurso. Las reglas en GH cambiaron semanalmente a gusto de la dirección del programa, con tal de generar la polémica y el morbo necesarios para mantener la expectación de la audiencia. El programa además se estiró en la fase final del concurso para rellenar todo mayo, el mes de mayor facturación económica por los anuncios y emitiendo dos galas semanales aprovechando el tirón de esta edición que tantas alegrías le ha dado a la cadena.

Así es que pese a que iba a volver a ser una edición más corta de lo que lo fueron las últimas, al final no ha sido así. Todo lo contrario. Ante la imposibilidad de alargar un concurso que no daba más de sí, han decidido estrenar la llamada Re-Vuelta, en la que los 21 concursantes de esta edición han tenido la oportunidad de volver a entrar en la casa y tratar de resolver viejas rencillas… o intensificarlas. ¿Volverán Sindi y Zergio? ¿Veremos el amor que ha surgido tras el concurso entre Ari y Michael? ¿Se enfrentarán a sus acusaciones Danonino y Dani? Este formato, que durará unos pocos días antes de la llegada de la Eurocopa a la cadena de Mediaset, otorgará al ganador un premio de 20000€, que no está nada mal.

Con todo, y pese a las quejas que se le puedan achacar a la productora, a Telecinco o incluso a Mercedes en la pérdida de pureza del formato, lo cierto es que GH12+1 nos ha vuelto a sorprender, nos ha echo reír, nos ha enganchado a la televisión gala tras gala y nos ha hecho vivir momentazos televisivos que se quedan ya como parte de la historia del programa, que ya ha cumplido los doce años de emisión en España. El respaldo de la audiencia ha vuelto a ser indiscutible, promediando un 20.6% de share en sus 25 galas, siendo líder indiscutible en casi todas las noches en las que se emitió, fuese en jueves, lunes o el debate de los domingos/miércoles, superando en dos puntos la media de la anterior edición, aplastando programas de éxito como El número uno o Los protegidos y dejando patente la revitalización del formato gracias a su constante capacidad de renovación.

Ya son más de 200 las personas que, durante los últimos 12 años, han compartido su vida durante unos meses con todos los que desde fuera les observamos con detalle… pero son muchos más los aspirantes que desearían hacerlo en el futuro. De momento, la casa de Gran Hermano cierra sus puertas (o lo hará en breves tras la Re-vuelta). Y, aunque la espera se haga eterna, yo ya cuento los días para que empiece Gran Hermano 14.

OFF…

lunes, 28 de mayo de 2012

ENCIENDE TU FUEGO

ON…

MPBlog: Loreen - ‘Euphoria’

No soy, ni con mucho, un eurofan. De hecho, la época en la que lo veía con asiduidad se remonta a mi niñez y a la casa de mis abuelos maternos, cuando iba a ver el festival con ellos. Era la década de los noventa, los años más oscuros de Eurovisión.

Con la llegada de Operación Triunfo en el 2000, Eurovisión sufrió un relanzamiento que hizo que todos los españoles estuviésemos pendientes de la actuación de Rosa y su Europe´s living a celebration. Su nada despreciable séptimo puesto nos supo a poco.

Tras la era OT, Eurovisión volvió a caer en el olvido para mí, hasta que en 2008 llegó Chikilicuatre y revolucionó el panorama bailando el chiki-chiki.

Quién me iba a decir que dos años más tarde acabaría yendo a Oslo y viviría in situ (que no dentro) el festival. La diferencia es que en aquella ocasión no iba con la canción española sino con la de una jovencita alemana llamada Lena Meyer, que no dejaba de sonar en las radios y discotecas de mi país Erasmus. Aún recuerdo los intentos de colarnos en el Telenor Arena, la salida del espontáneo Jimmy Jump en la actuación de Daniel Diges y los momentos de las votaciones en el Spikersuppa, que hacían ganadora a Lena y sus satélites. Por razones obvias y no tan obvias, este siempre será mi recuerdo eurovisivo por excelencia. El lema de aquel año, Share the moment, no podía haber sido más acertado.

Igualar la experiencia va a estar complicado y es por ello que Eurovisión ha vuelto a resultarme bastante indiferente desde entonces. Ya el año pasado este blog se quedó sin la correspondiente reseña sobre Lucía Pérez y el ‘Que me quiten lo bailao’ en el festival celebrado en la siempre eterna Düsseldorf.

La situación económica española, que también ha alcanzado al ente televisivo público, hizo que este año se prescindiera de galas de selección de nuestro representante y se optó por la elección directa. Así fue como Pastora Soler defendería la balada ‘Quédate conmigo’ en el impresionante Crystal Hall de Baku (Azerbaiyán), sede de Eurovisión este año y en el que participaron hasta 42 países diferentes.

La artista española se convirtió en una de las preferidas en las casas de apuestas, incluso la prensa especializada publicó que llegaría a desbancar a la gran favorita, el Euphoria de la sueca Loreen. Esto generó un sentimiento de ilusión nacional de ver a Pastora alzarse con la victoria. El hashtag de twitter #todosconpastora recogía toda esa esperanza de los grandes seguidores y defensores del festival, pero también de los que no lo somos tanto.

Pero al final (y ya deberíamos estar acostumbrados) todo quedó en nada. Los pronósticos se cumplieron y Suecia ganó de forma aplastante con 372 puntos sobre las segundas clasificadas, las abuelas rusas. Pastora se tuvo que conformar con un digno décimo puesto, que si bien mejora notablemente los datos cosechados en los últimos años, se queda por debajo de las expectativas generadas.

En cuanto a audiencia, el festival también pareció querer resurgir este año, con un 43.5% de share y más de 6 millones y medio de espectadores, demostrando la fortaleza y capacidad de convocatoria que mantiene Eurovisión en nuestro país.

Por mi parte, ni vi el festival este año ni creo que me perdiera demasiado, pero no me pude contener a ver la actuación de Pastora al día siguiente por internet. Algo se me removió por dentro...

Una apuesta por la sencillez y la calidad vocal de una gran artista. Los británicos, sin embargo, no dudaron en criticar su vestido, su gesticulación y hasta su chorro de voz. En Europa siguen sin entendernos y, viendo los tiempos que corren, creo que nunca lo harán. Eso sí, bien que les gusta veranear en nuestras playas.

OFF…

viernes, 25 de mayo de 2012

JYSH - EIN PROSIT (T4, C4)

ON…

MPBlog: wake me up before you gogo

No estás de pie en las gradas de un campo de fútbol, sino subido a los bancos de madera de un Zelt o Keller. Levantas la jarra como si fuese la copa de campeones pero de fondo no suena Queen, sino música Schlager. Un litro de fría cerveza dorada rebosa con su blanca espuma y en ese momento chocan las jarras de todos los presentes mientras mirando a los ojos de la persona con la que brindas gritas... PROST!

Esta es la liturgia alemana de los Bierfeste. A partir de ahí, son detalles los que matizan las diferencias entre unas localidades y otras. Masificada o más íntima, de día o de noche, al aire libre o bajo techo, con atracciones, con puestos de comida, con música tradicional o moderna... pero siempre la misma esencia. Las fiestas de la cerveza se realizan una o dos veces al año: en primavera/verano y a principios de otoño. Y como allá donde fueres, haz lo que vieres, en las últimas semanas me he convertido en todo un experto en la materia.

Dicen que los borrachos entre ellos se entienden y doy fe sin ser notario. Las barreras lingüísticas y los prejuicios se rompen cuando uno va por el segundo litro de cerveza. Y he de decir que gracias al oro líquido he pasado los mejores momentos de mi estancia en este país. Mi relación con Jose sigue en un extraño e, incluso, incómodo parón, pero también gracias a ello me he abierto a las bondades y pasiones de otras personas.

Casi sin quererlo, el Jorge más golfo y sinvergüenza ha vuelto. Llevaba un tiempo dormido esperando un amor que no llega y me he cansado de buscar así que, si no hay amor, que haya sexo. Y que sea del bueno.

El día que vi a la primera alemana en Drindl algo en mi tercera extremidad inferior reaccionó de forma involuntaria. Para los que no estén al tanto, el Drindl es el vestido típico de estas zonas que muchas chicas usan en las fiestas y que ensalza los atributos femeninos para no dejar lugar a la imaginación. Vamos, que levanta las tetas para que no puedas dejar de mirar. Viendo lo visto, hasta me animé a comprarme unos Lederhose, los pantalones tradicionales de los tíos, y comprobar así si surtía algún tipo de efecto.

Y vaya si lo hizo! Unido al reclamo de ser español, me vi rodeado de repente de tías rubias de ojos azules que me abordaban a preguntas. Con el ego subido y consciente de que gran parte del éxito reside en creérselo, recuperé la confianza en mis posibilidades y, como solía hacer entonces, me dejé llevar. Y quien diga que un buen polvo no cura todos los males, es que nunca ha follado bien.

Lejos de alardear y antes de que se me tache de sobrado, sólo añadiré que Antía ha perdido su título honorífico. Ningún privilegio es eterno. Enseñándole fotos a Olaya, la sinceridad de amiga le hizo decirme que cómo lo había logrado. Regalos del destino, aunque sean fugaces.

Porque sí, han sido pocas las que han pasado de la primera noche y las que lo han hecho, tampoco han acabado de cuajar. Lo cierto es que cada vez me pregunto menos si la culpa es mía o es de ellas, me he establecido en un estatus de vivir el momento que evita casi cualquier tipo de atadura, que le quita importancia a los problemas y que poco o nada tiene en cuenta el futuro. Irresponsabilidad pensarán algunos. Sabio pragmatismo pienso yo.

La vida es más amable así. Yo, que venía del lugar donde lo difícil era encontrar un momento para uno mismo, me vi avocado a muchas tardes de indeseada soledad. Pero he sabido darle tiempo al tiempo y, afortunadamente, las cosas han progresado mucho. Ganarte la confianza y el afecto, sentirte parte, hacerte un hueco... No es tarea fácil, pero de repente un día estás yendo de barbacoa, viendo una película en el cine, tirado en el parque al sol, compartiendo un café, emborrachándote y bailando hasta el amanecer, hablando de fútbol, chicas, política o incluso de lo que sientes y te preocupa. Un día te ves levantando esa jarra de cerveza en buena compañía y te sientes bien. Es entonces, y sólo entonces, cuando una voz dentro de ti te dice vas por buen camino.

OFF…