lunes, 24 de septiembre de 2012

JYSH – REGRESO AL PARAISO (T4, C10 - Season finale)

ON...

MPBlog: wake me up before you gogo

El intenso olor a tierra mojada inundó de repente hasta el último de mis alveolos pulmonares mientras decenas de diferentes tonalidades verdosas conformaban un paisaje majestuoso, envolvente e inconfundible. Las puertas del paraíso, mi paraíso, se volvían a abrir ante mis ojos nueve meses después.

Jamás había estado fuera de sus fronteras tanto tiempo y quizás por eso se apoderó de mí una angustiosa sensación de no-pertenencia. Mirando por la ventanilla del coche, mientras Luis y Pedro se enzarzaban en una de sus clásicas discusiones en las que parecen querer (no sé de qué manera) arreglar el mundo, me di cuenta de que apenas había cambiado nada por allí, pero por alguna razón todo me resultaba ajeno y extraño.

Con o sin crisis la ciudad lucía espléndida sus mejores galas, preparada para la semana de fiestas. Chiringuitos, conciertos, desfile de carrozas, obras de teatro... todo igual que siempre pero, al mismo tiempo, todo como nunca. El aún buen tiempo veraniego animaba a salir a echarse unas birras con los amigos. Volver a ver a Nando, Sara, Susi... Cada uno con sus historias, con sus novedades, con sus vidas más o menos encauzadas, pero estancados a fin de cuentas en esa atmósfera atemporal que avanza a un ritmo tan lento como aburrido y en la que los esfuerzos por hacer de cada día algo diferente e interesante son en vano.

Es por ello que Loli dice que no me aguanta más de una semana en casa, pues por muchas ganas que tenga de volver y estar allí, pasado este período siempre acabo por sentir la misma claustrofobia que siente un gorrión al que encierran en una jaula. Da igual que le des alpiste y agua en abundancia, que le saques a estirar las alas o que le metas una gorriona a hacerle compañía... los barrotes de la jaula son barreras a su libertad. Pues yo igual pero en mi paraíso que, a veces no es tal y se torna en infierno, donde quemarse es un riesgo a correr con cada paso que se da. Así es que cada día tengo más claro que a este Adán cercano a la treintena poco o nada le ata a ese lugar, por mucho que le guste comer y beber de su manzana.

Cuando uno está fuera de su casa y lejos de los suyos el tiempo suficiente, acaba por convertirse en un nómada sin rostro que es de todos los sitios que ha pisado y de ninguno. Enriquecido por la diversidad y las experiencias... pero carente de referencias, más allá de aquéllas que juraste mantener hasta la tumba. Todos los lugares, todas las personas que vas conociendo acaban resultando, tarde o temprano, insuficientes para llenar ese vacío interno que provoca el desenraizamiento. Es por ello que cuando en ese camino sin meta te encuentras con personas tan especiales como lo es Cata para mí, no puedes evitar aferrarte a lo vivido y pensar en volver algún día a donde todo empezó. Mientras tanto, la visión del mar enfurecido y las olas golpeando con rabia en la costa cierra el círculo una vez más y sirve como descarga ante la impotencia de no poder elegir tu propio destino, sino de ser el destino quien realmente te elige a ti.

Así, con ilusiones y nostalgias es como se acaba de nuevo el verano, el más azul de todos cuantos he vivido: azul de cielo, azul de mar, azul de sus ojos. Y, como colofón final a todo ello, la mágica noche de los fuegos. Mientras el cielo estalla en pólvora y luces de colores, pido un único deseo y, como si me fuese la vida en ello, me bebo un mojito del trago, brindo con Olaya y nos ponemos a bailar el tacatá por última vez... porque sí, mi Eva particular también está a mi lado en este paraíso en el que si hay que pecar, pecamos los dos juntos.

Entre pecado y pecado van cayendo en el olvido todos esos nombres que nos han venido atormentando: Claudia, Blanca, Antía, Dani, Pablo… quizás era hora de hacer limpieza de una vez por todas. Y, cómo no, también abrimos ese pato que hace presente el pasado y que nos obliga a plantearnos el futuro antes de que ocurra. Echar la vista atrás un año nos hace ser conscientes de lo equivocados que estábamos en nuestras predicciones y de cuánto pueden cambiar las cosas en tan poco tiempo. Ésa es precisamente la esperanza que vuelve a rellenar de energía nuestros corazones y es que, por primera vez en cuatro años, ambos hemos dejado de huir.

Ya no hay finales abiertos dispuestos a generar expectación externa ni decisiones de última hora llamadas a cambiar el rumbo de todo. No, en esta ocasión la motivación nos viene de dentro, con las ganas y la certeza de que algo grande está por venir. Será algo completamente nuevo, diferente a todo lo anterior, algo que sacudirá nuestras vidas por completo y que nos volverá a transformar. Es la inseguridad de los presentimientos la que pone en juego un millón de posibilidades. Y es la seguridad de lo conocido la que suaviza las despedidas, haciendo de este destierro del paraíso el menos doloroso que recuerdo.

Toca partir, toca seguir, toca avanzar... y el águila, que ya ha alcanzado la altura y velocidad de crucero, está dispuesto a disfrutar de un vuelo ligero de equipaje y con la sonrisa como inseparable compañera de viaje.

Así es como siempre debió ser. Y así es como va a ser a partir de ahora.

OFF...

lunes, 17 de septiembre de 2012

JYSH – LA ‘MALLOR’ CARTA (T4, C9)

Querido Pedro:

Desde el mismo salón de esta, nuestra casa donde tantas comidas hemos compartido, tantas peleas hemos tenido y tantos momentos trascendentales hemos vivido, recuerdo ahora los días que hemos pasado juntos en la isla, mientras afronto sin remedio la última semana del verano y también de mis vacaciones.

Hacía ya tiempo, desde los meses que estuvimos en Brasil, que no nos embarcábamos en una de nuestras aventuras. Nos costó elegir fechas y destino, tanto que fueron varias veces las que vi peligrar el viaje, pero al final ambos encontramos un hueco en nuestras apretadas agendas para escaparnos de todo y de todos.

La espera en el aeropuerto se me hizo eterna. Agotadas las baterías del móvil, el iPad y la Nintendo, mi cabeza se puso a navegar en mares de reflexiones y recuerdos. No voy a negar que una parte de mí tenía miedo. Miedo de ese que es más nerviosismo que miedo. Nerviosismo de ese que es más inseguridad que nerviosismo.

Hacía unos meses que la comunicación entre nosotros había disminuido y temía encontrarme con el mismo Pedro desubicado de hace un año y no saber qué hacer ni qué decir... Sin embargo, esa bruma de dudas se desvaneció cuando te vi aparecer en la terminal con una sonrisa en la cara y me diste un apretón que a punto estuvo de romperme el pecho. Qué bien te sientan los años y cómo se te nota el gimnasio, cabrón.

Y es que lo cierto es que me encontré con un Pedro mucho más sensato, sereno, tranquilo, con ganas de volver a coger la vida por lo cuernos y dar lo mejor de sí mismo para pasar página de una vez por todas y comenzar una nueva etapa.

El primer café nos sirvió para ponernos rápidamente al día de todo y sumergirnos de lleno en unas vacaciones que, vistas con perspectiva, son ya un conjunto de inolvidables retales cosidos con el hilo dorado del sol. Si había que superar anteriores experiencias parisinas, romanas, venecianas o milanesas, lo logramos espontáneamente y sin necesidad de poner mucho esfuerzo en ello.

Estarás conmigo en que las mágicas pulseras del Sacre Coeur o la furtiva foto al David son puras anécdotas comparadas con el juego que nos dio en esta ocasión el C3 como vehículo y compañero de fatigas. Desde el primer culazo en el párking, hasta el cuasi empotramiento de vallas, pasando por el ascenso-descenso-ascenso-descenso a la tortuosa sierra o la pentasecuencia de caladas en los cien metros lisos. Que el auto, como diría mi Cata, siguiera tan blanco al final de la semana como cuando lo recogimos y que nosotros regresáramos sanos y salvos sólo puede significar que alguna fuerza superior estaba con nosotros.

La desastrosa compra en el supermercado de “lujo” y esa cocina de última generación, que nos proporcionaría una auténtica pasta de macarrones, se compensaron con deliciosas cenas en terracitas, agradables comidas en la playa y la litúrgica parada en el Hard Rock. El brownie con helado volvió a deleitar nuestros paladares una vez más, aunque valiera para provocarle una indigestión a tu siempre delicado estómago.

Relajantes atardeceres de ensueño, paisajes tan variados como espléndidos, playas paradisíacas... todas esas imágenes se han quedado ya grabadas en mi mente, como lo están nuestras inagotables conversaciones, que han vuelto a ser las que eran, las que nunca debieron dejar de ser. No sé qué opinarás tú, hermanito, pero yo estoy deseando repetir. ¿Empezamos a organizar ya la próxima?

Un abrazo y, aunque no te lo diga muy a menudo, no te olvides de lo mucho que te quiero.

Jorge.

sábado, 18 de agosto de 2012

JYSH–MIRANDO AL SUR (T4, C8)

ON…

MPBlog: wake me up before you gogo

Sabina escribió una vez para Ana Belén que ‘Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver…’ y, sin embargo, ahí estaba yo, en ese tren eterno, retando a las palabras del poeta y la cantante.  La experiencia de Gandía, parcialmente decepcionante, había generado en mí un estado de nerviosismo plausible. Por la ventana veía cómo el sol comenzaba a esconderse por detrás de la sierra y el paisaje se llenaba de pinares. Mientras hablaba por WhatsApp con una de las grandes bajas, un olor penetrante inundó mis fosas nasales. No me hizo falta levantar la cabeza del móvil. Ya había llegado…

Eran las 22:32. O eso ponía el reloj de la estación. La temperatura rondaría los 30 grados.

Respiré hondo, miré a mi alrededor y me dejé envolver por la atmósfera. Todo seguía igual a como lo había dejado. La sonrisa se dibujó en mi cara al escuchar ese inconfundible acento y los ojos se me iluminaron cuando les vi allí esperándome, como una familia espera al hijo pródigo. Corrí, me abalancé sobre ellos y nos dimos un abrazo que me bastó para recordar por qué ese lugar me hace sentirme como en casa. Fue entonces cuando fui plenamente consciente de que estaba allí de nuevo, cumpliendo la promesa que había hecho un año atrás.

Pero lo cierto es que la sensación era como si el tiempo nunca hubiese pasado. La complicidad, la confianza, las confesiones y las risas se mezclaron entre cada una de las rondas de cañas y tapas que nos tomábamos. Todos esos sabores, todos esos lugares, todos ellos y todas ellas me evocaban tantos momentos felices que cualquier gilipollez, ya fuese desayunar tostadas con tomate en una terraza, pasear a la sombra con un helado de mojito o hartarnos a montaditos en el bar de la esquina, me hizo transportarme a la, hasta ahora, mejor experiencia de mi vida. Ese es el auténtico poder de la nostalgia, hacer grande lo pequeño.

Ahora bien, si algo había ido a ver y si de algo tenía realmente ganas era de volver al mar…

Y por supuesto hubo oportunidad de hacerlo, por la misma senda de madera que transcurre entre las dunas y los enebrales tras los cuales, siguen batiendo las olas con fuerza. Sentir la luz y el calor de los rayos de sol, el olor a sal, pisar descalzo esa arena con restos de conchas, mezclarme con las algas… Podría haberme quedado en ese instante toda la eternidad. No pedía más. O sí.

Pese a la inmensa sensación de felicidad, no pude evitar pensar que aunque éramos todos los que estábamos, no estábamos todos los que éramos. El horizonte me hizo recordar a Cata intensamente. Nuestras charlas, nuestras bromas, nuestras canciones. Recuperar todo aquello sólo es posible ahora en la distancia a través de una pantalla. Y, por mucho que hayamos logrado lo imposible, manteniendo el contacto de forma inimaginable, la verdad es que en ocasiones se me antoja insuficiente. Ya ha pasado un año desde que todo acabó y, sin embargo, cada día la echo más de menos.

Mientras todos estos pensamientos se agolpaban en mi cabeza me llené de rabia y, por primera vez, empecé a maldecir ese mar que tanto me gusta, por estar ahí, por separarnos, por arrebatarme a Cata… La impotencia de no poder estar compartiendo ese momento con ella hizo que mis ojos se empañaran. Como ya ocurriera en su día, una lágrima salada volvería a obrar el milagro. Al secarme con la mano y agarrar el móvil vi que acababa de recibir un mensaje:

Hola Jorgito, supongo que ya estarás disfrutando por el sur con los chicos, no? yo estoy ahora pasando unos días en la costa. Te mando una foto, que vale más que mil palabras. Ya sabés, aquí es invierno, pero hace un momento ha salido el sol y me he acordado de vos al mirar al horizonte. Sé que estás al otro lado del mar, te puedo sentir desde acá. Te puedo asegurar que te tengo tan presente que pareciera que nunca me fui de tu lado. No existe océano que nos separe, porque nuestros corazones están juntos. Pasalo bien y saludá por favor al resto de mi parte. Te quiero, hermanito.

Y mientras en el Ipod sonaba “Tan solo tú” y mis pies se hundían en la arena mojada, un escalofrío me recorrió el cuerpo y sentí la conexión. Lo que ha unido el mar, que no lo separe la distancia. Cada uno en una orilla. Separados y unidos por el mismo mar… nuestro mar.

Y si los días fueron de playa, las noches fueron de feria. El nuevo recinto habilitado para ello nos recibiría lleno de atracciones, música y gente con ganas de pasarlo bien. El ambiente festivo y el calor invitaban a beber sangría a buen ritmo. Brindamos por los que estábamos y por los ausentes, recordando esas anécdotas y momentos que se quedan grabados en la memoria para siempre.

Aquella noche de luna llena no cabía un alfiler al pie del escenario de los conciertos. El ambientazo invitaba a seguir la fiesta en las casetas hasta el amanecer, pero yo necesitaba mear antes de continuar. Encontré unos baños cerca de una churrería y corrí hacia ellos como alma que lleva el diablo, pero al llegar, algo me cortó las ganas súbitamente.

Creyéndome ebrio, loco o ambas cosas, mi cabeza no daba crédito a lo que estaban viendo mis ojos. Con una camiseta de tirantes y más delgada que el año pasado, Antía se me quedó mirando una milésima de segundo sorprendida, asombro que pronto camufló con un ¿pero qué hase tú aquí? La carcajada que se nos escapó a los dos sirvió para romper el hielo. Y así, empezamos a hablar, a bromear, a tontear… No sé el tiempo que pudo pasar, pero llegó un momento en que ya no podía aguantar más y le pedí que me sujetara por favor el vaso mientras meaba. Una vez saciada la necesidad fisiológica, mi único deseo era perderme en esos labios de sonrisa perfecta, así que al ir a recoger mi copa me acerqué a su cara aniñada y, antes de acabar la pregunta ¿entramos o…?, nos besamos. Acto seguido, la cogí en brazos y nos fuimos a bailar el Ta-ca-tá. Lo pasamos francamente bien. Sin tensiones, sin rencores. Todo resultó tan espontáneo y natural que ninguno de los dos nos extrañamos al acabar juntos en la misma cama…

Resacosos y sin haber dormido, fuimos a desayunar antes de despedirnos en la estación. Todo fue tan rápido que apenas hubo cabida para las sensiblerías esta vez. Sin embargo, y ya en la soledad del autobús, llegarían los juicios y las reflexiones, porque sí, por mucho que acepte que ahora mismo mi sitio no está allí, me resulta inevitable preguntarme si el destino me llevó hasta ese remoto lugar por algún motivo y si en alguna otra parte del mundo lograré ser tan yo como lo soy allí.

¿Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver? Ahora sé que hasta los grandes poetas se equivocan.

OFF…

jueves, 9 de agosto de 2012

JYSH - GANDIA SHORE (T4, C7)

DSC02728ON…

MPBlog: wake me up before you gogo

La realidad siempre supera la ficción pero, en ocasiones, ambas se mezclan hasta llegar a confundirse...

Fue bajar del avión y sentir tal golpe de calor, que apenas podíamos creer que estuviésemos de nuevo en España. Jose y yo seguimos las indicaciones de Olaya, que nos recibió en Gandía con una sonrisa. Ninguno de los tres lo podíamos imaginar, pero las vacaciones más delirantes que hayamos tenido nunca acababan de comenzar.

Ya era de noche y estábamos cansados del viaje, pero las ganas de disfrutar de cada segundo nos hicieron cenar, pegarnos una ducha rápida y salir a reconocer la zona y ver el ambiente que se respiraba a orillas del Mediterráneo. Apenas bastaron doscientos metros caminados por el paseo marítimo para que una chica nos abordara con un puñado de tickets… Hola chicos, ¿vais a salir esta noche? ¿Queréis entradas para Bacarrá? El ‘atraco’ nos pilló tan por sorpresa que la chica se puso a relatarnos toda una serie de ofertas y promociones sin que nosotros pudiéramos ponerle freno. Cuando acabó su retahíla, fui a darle una respuesta negativa, pero algo en sus ojos me llevó a decirle: en realidad

Fue al oír estas dos palabras mágicas cuando su expresión mudó por completo. Nos miró fijamente a los tres y nos dijo: Puede que yo sepa entonces lo que estáis buscando…

Del interior de su sujetador se sacó un pequeño sobre. En él había tres pastillas: una roja, una verde y una azul.

Olaya, Jose y yo nos miramos extrañados. ¿Qué clase de broma era aquella?

La chica, en un tono bastante más serio y trascendente, continuó hablando: son las últimas que me quedan. Estas tres pastillas son mucho más que una droga común, contienen la esencia de los deseos más ocultos de las personas. Probad su efecto y os aseguro que obtendréis todo aquello que hayáis venido a buscar. Escuchadme bien, cada uno de vosotros debe tomarse sólo una de las tres pastillas. A lo largo del día de mañana, tres símbolos os indicarán cuándo y qué pastilla debéis tomaros. ¿Qué me decís? ¿Estáis dispuestos a vivir el verano de vuestras vidas?

Una vez más, pensando que estábamos tratando con una loca, fui a decirle que no, pero de nuevo esos ojos penetrantes me hicieron responderle un escueto ‘vale’. De repente, empezaron a sonar unas sirenas de la policía a la vuelta de la esquina. Visto y no visto, la chica ya se perdía en la oscuridad de la noche. Sólo escuchábamos su voz a lo lejos que nos decía: bienvenidos a Gandía y, recordad, no perdáis de vista las señales…

Mientras nos descojonábamos de risa, Jose fue a tirar las pastillas a un contenedor de basura. De ninguna manera habíamos ido allí a consumir drogas y, mucho menos, algo que ni siquiera sabíamos qué era. Al final terminamos la noche tomándonos un par de copas y bailando en la discoteca, pero pronto nos volvimos a casa.

El lunes temprano nos pusimos bañadores y bikini para ir a la playa a tomar el sol. Estábamos más blancos que la cal. Al llegar vimos que había un montón de gente joven, mucho más que nosotros, y todos con cuerpos esculpidos en el gimnasio. Era como haberse metido en el plató de mujeres y hombres y viceversa, pero a lo grande.

Con ganas de ponernos al día y contarnos un montón de cosas, Olaya y yo nos fuimos a dar un paseo mientras Jose sacaba fotos. Nos hizo gracia ver a un grupo de chavales, todos con el mismo bañador verde, tratando de llamar la atención de los grupos de chicas de alrededor. Cuando volvimos a las toallas, Jose ya estaba dándose un baño en el agua y parecía que a él también le habían llamado la atención los chicos del bañador verde, porque no dejaba de mirarlos. Ya le íbamos a gastar una broma cuando nos dijo:

Lo he hecho.

En coña le preguntamos qué había hecho ya, porque viniendo de Jose podíamos esperar cualquier cosa, pero al ver su cara de preocupación, Olaya pareció atar cabos: ¿no habrás…?

Sí, en un impulso irracional al ver a los chicos del bañador, Jose se había tomado la pastilla verde de un sobre que nunca llegó a tirar a la basura la noche anterior. Pensamos en llevarle rápidamente al hospital, pero tratando de mantener la calma y de transmitirnos serenidad decidimos esperar y ver si se producía algún tipo de cambio o síntoma extraño en Jose.

La  brisa del mar levantaba tanta arena que decidimos marcharnos a comer. Al recoger todo, Olaya se dio cuenta de que las llaves del piso habían quedado enterradas y que no íbamos a ser capaces de entrar en el apartamento. Desquiciados nos pusimos a buscarlas sin éxito. Fue entonces cuando un chico vestido con capa roja al estilo de los guerreros de la película 300 vino a ayudarnos. Casi de forma instantánea, el chaval dio con el manojo de llaves entre la arena.

Olaya, que ya daba por perdidas las llaves, le pidió al chico su número de teléfono y le preguntó qué haría por la noche. ¿Coco Loco? Pues allí estaríamos… Todos, hasta la propia Olaya, nos sorprendimos de lo directa y lanzada que había sido, pero como ella misma nos explicaba luego, llevaba mucho tiempo contenida en las mismas relaciones de siempre, inmersa en un bucle cerrado e infinito que sólo le traía decepciones y quebraderos de cabeza. Y total, en Gandía nadie la conocía, era el momento de atreverse con todo.  Mientras acababa orgullosa su discurso, cogió una pastilla del sobre y se la metió en la boca. La roja, como la capa del guerrero toledano…

De noche, ya en la discoteca, los tres estábamos decepcionados por no haber observado a lo largo del día ningún cambio aparente ni en Jose ni en Olaya a causa de las pastillas. Seguro que la chica nos había visto cara de pringaos y nos había querido tomar el pelo vendiéndonos caramelos. Me fui a pedir una copa en la barra a ver si me animaba pero cuando volví, vi que Olaya ya estaba colgada del chico de la capa y que Jose se reía bailando con un grupo de tíos, entre los que reconocí a un tal Luis, Emilio, Iván y Rubén, todos surgidos directamente de las pantallitas.

Y allí me quedé yo solo, con mi copa… y una pastilla azul. En ningún momento había pensado tomármela, pero la noche empezó a hacerme sentir tan apartado de todo, que dije… ¿por qué no? Así es que fui al baño, me miré en un espejo y fue entonces cuando lo vi claro. Yo mismo iba vestido entero de azul así que, sin dudarlo, me tragué la pastilla y apuré la copa hasta el final. Aunque al principio no noté nada, en apenas unos minutos me vi potando en la taza del váter.

Cuando me recuperé y salí del baño, la pista se había convertido en una fiesta de la espuma en la que me encontré con Jose, Olaya y sus respectivos ligues, invitándome a unirme. Allí todos estaban sin camisetas, bailando sin descanso bajo la noche de estrellas, bebiendo, saltando, gritando, dando rienda suelta a todos los vicios y pasiones y yo, que no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad, me dejé llevar...

No recuerdo nada más hasta el momento en que nos despertamos en la playa semidesnudos, sin ni siquiera saber cómo habíamos llegado hasta allí. Cuando volvimos al apartamento intentando recordar en vano lo sucedido, puse la televisión y en ella echaban imágenes del encendido del pebetero de Londres 2012.

¿Ya han empezado las Olimpiadas entonces? - dijo Jose.

Eso parece, la ceremonia de inauguración era el 27 creo – respondió Olaya sin más.

Pero mi corazón dio un vuelco y puse el móvil a cargar como si estuviera poseído. No podía ser, no podía ser… SÍ podía ser. En efecto, el calendario marcaba claramente que ya estábamos a 28 de julio, SÁBADO. ¿Qué cojones estaba pasando? El día anterior había sido lunes… o no.

La respuesta parcial a nuestras dudas y asombro la encontramos al mirar a nuestro alrededor. El apartamento estaba totalmente patas arriba, nada que ver con cómo lo habíamos dejado antes de salir. Entre otras cosas, había un carro del supermercado en la terraza, condones usados por el suelo, restos de melón por todas partes, una pirámide de cartas, dados, una olla llena de agua de Valencia, una taza de café con sal, varias camisetas de Bacarrá y Coco-Loco, pollo en descomposición en la nevera, mi maleta a medio vaciar tirada en la entrada, basura derramada, infinidad de mensajes de tíos desconocidos en el móvil de Jose, entradas de la discoteca Falkata, arena por todas partes  y Olaya con las uñas pintadas de fucsia y naranja.

No dábamos crédito a lo que estaba ocurriendo. Ninguno entendíamos nada y sólo alcanzamos a reírnos de manera nerviosa. Al menos, parece que lo hemos pasado bien, dijo Olaya al tiempo que señalaba su camiseta, en la que, escrito con mala letra sobre cada una de sus tetas ponía: OLA ….. YA. Las carcajadas estallaron en ese momento y algunos recuerdos, pocos, empezaron a fluir de nuestras cabezas resacosas. La cámara de fotos, fiel compañera de Jose, también nos ayudó a reconstruir muchas de las cosas vividas en nuestro particular Gandía Shore, una aventura que, estoy seguro, sería la envidia de la propia MTV.

Puede que la experiencia se nos hubiera ido de las manos, pero en algo estábamos los tres de acuerdo: en esta vida hay que probarlo todo. Y así, con la lección aprendida, nos despedimos y tomamos cada uno un rumbo distinto. Pero cuando fui a enseñarle el billete al revisor, noté que en mi bolsillo del pantalón había también algo pequeño y redondo que enseguida reconocí: una pastilla azul.

Decidí entonces que era mejor no darle vueltas y olvidarlo todo, lo ocurrido en Gandía se quedaba en Gandía. Así fue como puse rumbo a un nuevo destino. El tren en el que me acababa de subir me llevaría, casi un año después, de vuelta al sur. Había llegado el momento de regresar a mi mar.

OFF…

martes, 10 de julio de 2012

JYSH - MUCHO MAS QUE UNA VICTORIA (T4, C6)

ON…

MPBlog: wake me up before you gogo

Las cosas vienen solas. Da igual cuánto las persigamos o cuánto empeño pongamos en conseguirlas antes de tiempo, porque por mucho acelerador que le metamos, no van a llegar primero. Si están de ser, serán, aunque puede que no de la misma manera a como las habíamos imaginado.

Me desperté con resaca de la noche anterior. A mi lado, la alemana que me la pone dura aún dormía profundamente. Me levanté y preparé el desayuno para los dos. Había que coger fuerzas: había sido una larga noche e iba a ser un día muy largo, aunque yo todavía no lo pudiese imaginar.

Antes de mediodía salía por la puerta de su casa con la mente puesta en un único pensamiento, el fútbol. Sí, esa misma tarde la Selección española se jugaba la Eurocopa frente a Italia y mi máxima preocupación entonces era si lograríamos o no la ansiada victoria. Fueron unas horas eternas, en las que las manecillas del reloj parecían no querer moverse o, al menos, eso me pareció a mí.

Cuando por fin llegó la hora, me puse mi camiseta roja y cogí la bandera que habíamos conseguido un colega y yo días atrás. Todo estaba listo en un bar con un 85% de españoles y un 15% de italianos. Quizás intuían lo que estaba por pasar. La previa comenzó con un par de cervezas y por eso mis ojos creyeron estar confundidos cuando le vi aparecer. Jose entraba en ese momento por la puerta, buscando un sitio para sentarse entre el mogollón de gente. Se me hizo tan raro tenerle cerca sin ser en la oficina, que aparté la mirada antes de que se percatara de mi presencia allí.

El partido comenzó entonces, pero ni los gritos, ni los canticos, ni los goles, ni las cervezas, ni la abrumadora victoria de cuatro goles a cero lograron hacerme olvidar que, de entre los cientos de personas allí reunidas por una misma ilusión, había una que me importaba por encima de todas. Fue entonces cuando dejé de hacer fotos, de agitar la bandera, de cantar el Yo soy español y me puse a buscar a Jose entre la multitud. Ni rastro de él. Parecía haberse esfumado... o quizás era verdad que nunca había estado allí. Pero no era momento de lamentos, esa noche acababa de empezar y había mucho que celebrar. La marea roja me arrastró hasta la fuente de la ciudad y, de repente, le vi pasar a lo lejos. Traté de ir tras él pero el resto, pensando que lo que quería era librarme del baño, me cogieron a la fuerza y me empaparon entero. Cuando quise localizarlo de nuevo me fue imposible. Le había vuelto a perder en la oscuridad.

Al salir de la fuente  chorreaba agua por todos lados, así que se me ocurrió la idea de secarme y cubrirme con la bandera... ¿La bandera? ¿Dónde cojones estaba la bandera? Busqué en todos los bolsos, bolsillos, mochilas... y ni rastro. Con la euforia debía haberla olvidado en el bar. Sin llegar a enfadarme, pero tocado por el descuido, di por terminada la velada y decidí irme y volver a casa en el siguiente autobús. Mientras tiritaba de frío en la cola, alguien me agarró del hombro y me dijo: ¿no estarás buscando esto, verdad?

Al darme la vuelta me encontré con mi bandera… y detrás de ella con Jose, que me la había recogido del bar. Sin saber muy bien qué decir, le di las gracias. Su respuesta fue sólo una sonrisa, una de esas que llevaba tantos meses sin ver en su cara, y que me hizo pensar que era el momento preciso. Un ahora o nunca para arreglar las cosas.

Y así comenzamos a hablar durante horas, a contárnoslo todo, a lanzarnos todos los reproches, a pedirnos todos los perdones... en definitiva, a recuperar todo el tiempo que habíamos perdido.

Del porqué de su actitud de rechazo durante estos meses, me quedo con su arrepentimiento. A veces los amigos no queremos ni necesitamos escuchar razones, nos basta sólo con que haya buenas intenciones. Un abrazo de los de restallar fue suficiente para que ambos entendiéramos las palabras que nos quedaron por decir.

Justo estábamos despidiéndonos cuando se me encendió el último fusible de la bombilla de la noche. Hace semanas que Olaya y yo llevamos preparando las vacaciones juntos y tenemos alquilado un apartamento en las playas del Mediterráneo. Sin pensarlo demasiado le dije a Jose que se viniera con nosotros y a él se le iluminaron los ojos con la propuesta. Hemos compartido muchas cosas y momentos a lo largo de los años, pero nunca antes hemos tenido la oportunidad de irnos de vacaciones los tres, así que aceptó sin dudarlo. No es por generar falsas expectativas, pero algo me dice que la vamos a liar muy gorda…  Con el subidón por la victoria de nuestra selección de fútbol, la satisfacción de las reconciliaciones y la idea de pasar el mejor verano de nuestras vidas, dimos por concluida la velada.

Al día siguiente ambos entrábamos a trabajar a primera hora, muertos de sueño y con unas ojeras de locos, pero los dos empezaríamos la semana con la mejor de nuestras sonrisas.

OFF…

lunes, 2 de julio de 2012

NO HAY 2 SIN 3

 

ON…

MPBlog: David Bisbal, Cali y el Dandee – No hay 2 sin 3

Era verdad lo que nos prometían los de Mediaset… No hay 2 sin 3. La selección española de fútbol se hizo anoche con la tercera Eurocopa de su historia, al vencer a los italianos por 4 goles a 0 (en términos televisivos, más de 15 millones de espectadores en España y un 83.4% de share). Ésta es la segunda Eurocopa consecutiva, revalidando así el título conseguido en 2008 frente a los alemanes y que, junto con el vigente honor de campeones del mundo logrado en Sudáfrica en 2010 frente a Holanda, la convierte en la única selección que ha conseguido tres grandes títulos internacionales de forma consecutiva.

Siendo hoy un día de celebración y sin querer entrar en polémica tengo que corroborar que es totalmente cierto aquellos que dicen que la Eurocopa no va a solucionar los graves problemas económicos por los que pasa el país, ni va a extinguir el fuego que ahora mismo abrasa miles de hectáreas en Valencia, pero aun así, no puedo evitar sentirme orgulloso al ser, de alguna manera, parte de esta victoria. Si por un momento, sólo ese instante en el que San Iker levanta la copa, millones de personas vibramos por una misma ilusión, olvidando las dificultades y diferencias personales, para mí ya ha merecido la pena.

Y, como todo evoluciona con el tiempo, también lo han hecho las formas de comunicación en los últimos 4 años. Twitter se ha convertido en la plataforma social indiscutible para compartir estos eventos y, por ello, he preferido ahorrarme la crónica más tradicional para innovar en esta ocasión, plasmando aquí todos esos retales de pensamientos de 140 caracteres publicados en las casi 24 horas que van desde que me desperté ayer hasta que lo hice hoy. Porque cualquier día puede suceder algo inolvidable… #GraciasSara

11:14 Pues nada, que llueve y parece que va a hacerlo toda la semana. Así empieza julio... Buenos dias!

11:16 Pero que la lluvia no nos quite la ilusión. Llegó el dia... Esta tarde, todos con la Roja! #VamosEspaña #euro2012 #NoHay2sin3

13:08 Vamos a por todas esta tarde!! mismo país, otras circunstancias pero emocionado, nervioso y con tantas ganas como hace dos años #NoHay2sin3

13:37 España viene siendo noticia últimamente sólo por nuestros desastres. Lo volveremos a ser hoy por nuestros logros? #VamosEspaña #NoHay2sin3

13:39 Los jugadores de la selección se embolsarán hoy 300000€ si ganan la final.Los demás, la satisfacción de una ilusión cumplida, que no es poco

16:14 Hoy me acuerdo de mi padre,con el que vi la Final de la Eurocopa 2008,rodeado de apuntes universitarios que,4 años después,han quedado atrás

16:15 Hoy me acuerdo de Tania,Toni,Marce,Lucia,@LuciaSantin,Ana,Fabian y el resto de compañeros €rasmus, con los que vi la Final del Mundial 2010

16:18 Hoy me acuerdo de mi abuelo, que se pasó una vida sufriendo con una selección que nunca pasaba de cuartos y que hoy estaría orgulloso de ver

16:19 Hoy me acuerdo de toda mi gente, con la que me encantaría poder compartir la final de esta tarde y de la que me separan muchos kilómetros

16:22 Hoy me acuerdo de mi país, que está pasando por momentos difíciles y que necesita de ilusión, esfuerzo y unión. Juntos, podemos

16:25 Hoy me acuerdo de Alonso, Nadal, Gasol y todos los deportistas españoles que, ejemplifican dónde podemos y nos merecemos estar

16:29 Hoy me acuerdo del Gol de Torres

16:29 Hoy me acuerdo del Gol de Iniesta

16:30 Hoy me acuerdo del verano que estaba a punto de pasar en 2008 y que cambiaría mi vida para siempre

16:31 Hoy me acuerdo del beso de Casillas a Sara Carbonero

16:32 Hoy me acuerdo del verano que estaba a punto de pasar en 2010 y que le pondría punto y final a una etapa

16:38 Hoy me acuerdo de Aragonés volando por los aires

16:38 Hoy me acuerdo de Casillas levantando la copa de campeones del mundo

16:39 Hoy me acuerdo de la sonrisa de satisfacción tras el bigote de Del Bosque, la volveremos a ver hoy?

16:41 Hoy me acuerdo de estas 24 horas... http://teleiblog.blogspot.de/2010/07/24-horas-antes.html

16:41 Hoy me acuerdo del waka-waka

16:43 Hoy me acuerdo de cuando gritábamos aquello de PODEMOS!! http://teleiblog.blogspot.de/2008/06/podemos-podemos.html

16:43 Hoy me acuerdo de Villa y Puyol

19:53 Menos de una hora... #euro2012 #VamosEspaña #NoHay2sin3

20:16 Media hora... #euro2012 #VamosEspaña #NoHay2sin3 #TodosconLaRoja #Seamosleyenda #

20:22 Sube la mano y grita gol! #VamosEspaña #NoHay2sin3

20:49 Arrancan los 90min de la final #VamosEspaña

21:03 Silva marca el primero!!!! #VamosEspaña #NoHay2sin3

21:29 El gol de la tranquilidad!!! 2-0 para españa!!! #NoHay2sin3

22:01 Disfrutar de una final... Ya era hora! #VamosEspaña #NoHay2sin3 #euro2012

22:30 Hasta Torres la mete!!! 3-0!!!! #NoHay2sin3

22:35 Mata a por el 4-0!!!! Humillación plena a Italia!!! #NoHay2sin3 #Campeonesdeeuropa

22:47 Campeones de Europa!!! Otra vez!!!! Era verdad!!! #NoHay2sin3!!!!! #SomosLeyenda!!!!!!!

23:50 Baño en la fuente!! Porque #NoHay2sin3!!!

1:45 Llegar a casa y pensar que mañana es lunes y curro temprano. Darme igual. Mi selección de fútbol es campeona de Europa!

1:52 Todo lo vivido hoy ya es parte de un recuerdo, uno de esos que no se olvidan fácilmente #euro2012

1:53 Han hecho historia deportiva... Y nosotros lo hemos disfrutado con ellos

7:59 Empezar la semana con una sonrisa es posible. Buenos días campeones de Europa!

OFF…

miércoles, 20 de junio de 2012

JYSH - ¿AMORES IMPOSIBLES? (T4, C5)

ON…

MPBlog: wake me up before you gogo

Es hora de que todos lo asumamos de una vez por todas. Hay amores que, por mucho que queramos y lo intentemos, no son viables. Eso de que el amor todo lo puede es una de las grandes mentiras con la que Disney ha hecho mucho daño a más de una generación.

Y no hablo desde el escepticismo ni el pesimismo. No. Hablo desde la experiencia, propia y ajena, que corrobora cada una de mis palabras. Empirismo de Hume puro y duro. Que haya pasado un millón de veces no nos asegura que la próxima vaya a resultar igual, por eso seguimos intentándolo aun a sabiendas de estar avocados al fracaso casi con toda seguridad.

Pero mi reflexión de hoy no es una reflexión en contra del Amor verdadero, sino más bien todo lo contrario. Mi reflexión de hoy es en contra de los “amores verdaderos”, que al final resultan más falsos que el peluquín del Dioni o las tetas de Yola Berrocal. Esos amores que nos hacen vulnerables, en los que ponemos mucha fuerza y energía y de los que sólo recibimos desilusiones, ¿son amores imposibles o más bien personas incorrectas?

Hablaba el otro día con Cata sobre ello y, como de costumbre, sus palabras me hicieron reflexionar. Cata llevaba meses enamorada del gaucho, como ella lo llamaba, en secreto. Gran parte de las conversaciones en nuestro Mar ya tenían al gaucho presente. El gaucho es un chico moreno, delgado, inteligente, ambicioso y amante de la caza y los caballos. Todo un hombre. El hombre perfecto para Cata… o eso pensaba ella. Y es que hay que tener cuidado con lo que uno desea, porque se corre el riesgo de que se haga realidad. Cuando Cata regresó a su país, vio como todo daba un vuelco de repente y se cumplían sus sueños. Le brillaban los ojos la primera vez que hablé con ella, pero la burbuja se rompió pronto y el brillo de luz pasó a ser un brillo de lágrimas. Quizás había puesto demasiadas expectativas en todo esto, quizás se había forjado una imagen idealizada que no se correspondía con la real, quizás sea simplemente que las cosas no estaban de ser en ese momento.

La experiencia y, en definitiva, el paso de los años, hacen que cada vez sea más complicado encontrar la compatibilidad con una persona. Todo lo que vivimos va generando tantas aristas en nosotros que dificulta que encajemos con alguien. Diferencias de edad, lejanía, intereses distintos... suelen ser muchas más las cosas que nos separan que las que nos unen. Es entonces cuando la comodidad, el miedo y el conformismo se apoderan de la mayor parte de las personas. Me asusta ver cómo a mi alrededor cada vez se marcan más los dos extremos, igual de dañinos: por un lado están los que, cansados de sufrir y fracasar, arrojan la toalla y asumen una voluntaria soledad.  En el otro lado están los que se agarran continuamente a clavos ardiendo, ocupando con cualquiera los huecos  vacíos que no tienen con qué o quién rellenar. En ambos casos se está renunciando al Amor.

Y sin Amor… ¿acaso es posible Vivir?

El caso de Cata sólo es un ejemplo más dentro de una lista interminable de amores imposibles. Vero y Nando, Olaya y Pablo, Jose y Juan, Claudia y yo… todos tenemos una o varias historias sin tan siquiera un final, clausuradas por el cínico silencio y diseminadas por el paso del tiempo, a veces nuestro peor enemigo, a veces nuestro mejor aliado.

No se trata de medias naranjas ni de cuentos de príncipes y princesas, sino de mantener la esperanza. Es bonito pensar que la persona adecuada aún está en el camino que queda por recorrer y que será ella la que convertirá en fácil lo difícil, la que dará sentido a todo, la que hará que la espera haya merecido la pena... la que estará a nuestro lado para siempre.  

A fin de cuentas, creer o no creer en el Amor está en nuestras manos, es un acto de fe.  Hay quien ha perdido la fe y hay quien aún la mantiene. Y esto es lo que verdaderamente nos diferencia a unos de otros. Porque puedes creer en una causa, en una religión, en una ideología política… pero si pierdes la fe en el Amor, lo has perdido todo. 

OFF…