lunes, 18 de agosto de 2008

TRENES SÓLO DE IDA

ON...

MPBlog: 'Fix you' - Coldplay.

Vuelvo a pisar terreno español, aunque por poco tiempo (la próxima semana volaré a Roma).

Pero de momento, mi cuerpo está de nuevo en mi habitación. Las mismas paredes azules, el mismo colchón confortable, el mismo ordenador con pantalla táctil, el mismo desorden ordenado,...

Mi cabeza, sin embargo, sigue en Alemania. Y más concretamente, en la habitación 1021 de la Papageienhaus. La misma silla astillada, las mismas sábanas sobadas, la misma ventana atascada, el mismo grifo inestable, la misma moqueta 'grimiñosa',...

Llevo un mes sin escribir nada (salvo varias redacciones en alemán y una postal muy especial) y parece que mis conexiones a la hora de expresarme por escrito se hubiesen oxidado por momentos. En contrapunto, llevo un mes detrás de una cámara que se ha convertido en mi tercer ojo (abstenerse de bromas pesadas). Para algunos he sido el paparazzi, para otros el súper y para otros Blaaas... pero siempre yo.

He visto lo que nunca había visto, he oído lo que nunca había oído, he comido lo que nunca había comido. En definitiva, he sentido lo que nunca había sentido. He cogido aviones, buses, metros, tranvías, taxis, coches, bicicletas, barcas... y trenes. El tren se ha convertido en el medio de transporte básico de mi estancia en Deutschland. Desde los 12 trenes a Hamburgo, los 9 a Ámsterdam, el ICE regresando de Berlín, el tren-bar camino a la fiesta en Düsseldorf, el tren colgante en Wuppertal o la angustia del tren que nos llevaría al aeropuerto de vuelta a España.

Hoy más que nunca creo aquello de que los trenes pasan una sola vez en la vida, quizás dos... De nosotros depende cogerlos o dejarlos marchar. Quizás te subas y no sepas dónde te llevará, o te pierdas por el camino y tengas que hacer miles de trasbordos, o un revisor pesado no te deje de molestar, o no encuentres la postura confortable para echarte una siesta.

Pero, al fin y al cabo, el destino no es lo que importa, sino el viaje. En él habrás conocido gente y lugares, habrás compartido risas y llantos, habrás aprendido y experimentado... El tren salió un día de la estación, tú estabas ahí y (como tenías el Ferien) no lo dudaste. Los viajes largos son pesados, pero a menudo merecen la pena.

Tomar el café por las mañanas, pasar casi 30 horas seguidas sin dormir, discutir con una estudiante italiana treinteañera, caerte de la cama, hablar de casi todo con una ucraniana de ojos intensos y penetrantes, ser adoptado por el piso de abajo, perder sospechosamente comida y colonia, cantar 'Fix you' en un karaoke, bañarse en el Rin o desear que nunca sonara la alarma del despertador. Nada ocurre nunca como uno lo había pensado.

Muchos pasaron por el confesionario en Bochum, muchos otros aún me deben una confesión. Ésta es la mía. Siento no haberme podido expresar mejor, pero para ciertas cosas uno se queda mudo. Hay cosas que no se pueden explicar con palabras. Para entenderlas... hay que vivirlas.

Y es que sofort siempre será sofort. Nos vemos en la próxima estación.

OFF...

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