lunes, 7 de diciembre de 2009

CORRER NO ES DE COBARDES

ON...


Ver la final de la segunda edición de Pekín Express 'La ruta del Himalaya' me ha removido algo por dentro.

La impresionante aventura que, en esta ocasión, dio comienzo en Pekín hasta llegar a Mumbay (la antigua Bombay) pasando, a lo largo de sus 45 días de duración, por China, Nepal y La India, nos mostró hermosos parajes, costumbres chocantes y la lucha de diez parejas por alzarse con la victoria.

Si emblemática fue la bofetada de Silvia a Alazne, cansinas las broncas de Juan Antonio y Xavi o increíble la falsedad de Juan Jr, la décimo tercera (y última) etapa del reality-road de Cuatro nos mostró una inolvidable gymkhana en Mumbay en la que Fran y Merino (los polis de Coslada) se vieron las caras con Carmela y Antonio (los amigos rurales).

Los polis llevaban todas las de ganar: más jóvenes, con mejor forma física, mayor dominio del inglés, más etapas y pruebas de inmunidad ganadas... ellos lo sabían y, quizás por eso, no dejaban de pavonearse al grito de guerra de ¡¡¡Somos los putos amos!!!. También en la final demostraron, una vez más, su superioridad ganando los tres amuletos que había en juego de 5000, 10000 y 25000 €, así como cuatro de los seis minutos de bonificación que el programa puso sobre la mesa.

Sin embargo, ya lo advirtió con rotundidad Raquel Sánchez Silva (directora de la carrera de esta edición): hasta el final no hay nada dicho, todo podía ocurrir. Y, al final, pasó lo que tenía que pasar.

En el último tramo de la gymkhana las parejas debían separarse. Uno de los componentes se dirigiría directamente a Bollywood, donde debería ordenar a 12 bailarinas, cada una de las cuales representaba a cada una de las 12 metas de las etapas del concurso. Mientras, la otra mitad de la pareja y haciendo autostop por última vez, debía encontrar por las calles de Bombay a la última bailarina.

'Los Merinos' saboreaban ya su victoria. 60000€ que se iban a embolsar tras haber visitado el Himalaya en helicóptero, el Taj Mahal, Hong Kong... eran los mejores, pero lo que no sabían es que una lección de humildad les esperaba en los últimos 30km de recorrido.

Carmela, mucho más serena, logró encontrar antes a la bailarina abanderada de Bombay y llegar antes a la Ciudad del Cine. Esto, junto a la asignación correcta del orden de metas establecido por Antonio, les hizo alzarse con el ansiado y peleado triunfo (y sus 35000€ acumulados en los amuletos). Las luces del plató de Bollywood, el sonido de las campanas y la alegría de los malagueños bastaron para que al llegar Fran se diera cuenta de que NUNCA NADA se puede dar por hecho y conseguido.

Mientras la impresionante y abrumadora aventura ponía un año más su punto y final, los pequeños se hicieron grandes y los grandes dejaron de serlo.

Un golpe de suerte, un último esfuerzo o, simplemente, un capricho del destino...

Nadie es mejor que nadie... al menos no para siempre.

OFF...

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