jueves, 22 de abril de 2010

JYSH - ...TODO LO QUE CAMBIAN LOS VIAJES (T2, C5)

 
ON...


Quién sabe por qué me he demorado tanto en escribir el resto de mi experiencia en Barcelona. Quizás sea porque hasta hoy no había tomado la decisión. Pero a lo que íbamos...

La noche del viernes en que Olaya me contó que se casaba (aún me entran escalofríos cuando pienso en ello) había quedado con Blanca. Al verla la noté más extrovertida de lo habitual. Me llevaba por lo menos un par de copas de ventaja. Quería llevarme a algún sitio mítico en la ciudad así que nos fuimos a darlo todo a RazzMatazz. Las copas y los chupitos no dejaban de aparecer en mis manos. No sé cuánto tequila bebimos, pero sí lo suficiente como para que un par de horas después Blanca estuviera sentada en el bordillo de la acera totalmente destrozada.

Insistió en que la acompañase a su casa pero yo, dadas las circunstancias, preferí comportarme como un caballero, así que llamé a un taxi y le pedi al taxista que se asegurase de que entraba en el portal. Al ayudarla a subir al taxi tropecé y, sin querer queriendo, nuestros labios se juntaron un momento. No nos dijimos nada más.

Apenas 3 horas después me levanté, me di una ducha y me marché enseguida de casa de Olaya. No quería estar allí cuando se levantase. No había vuelto a verla desde nuestra conversación y no sé si quería hacerlo. Con un resacón de la ostia paseé por la playa y el puerto durante horas hasta que la pantalla de mi móvil se iluminó:

Gracies por cuidarm anoche. Eres un cielo. Kedamos a comer?

Estuve con Blanca toda la tarde. Cada tontería que decía me sacaba la risa tonta, cada vez que la miraba más ganas tenía de repetir el beso de la noche anterior. La invité a cenar. Bromeaba con dulzura. Decía que si la quería emborrachar como en Razz. Comimos helado con la misma cuchara y brindamos con cerveza. Me sentí a gusto a su lado. Como hacía tiempo que no me sentía.

Luego nos fuimos a tomar una copa a un pub. Los dos íbamos con ese puntín que sin ser borrachera, te evade de todo e idealiza el momento. Al salir me dijo que tenía la obligación moral de invitarme a su casa pero que si quería podía volverla a depositar en un taxi. Era mi última noche en Barcelona. Quizás fuese algo impulsivo, pero me apetecía estar con ella más que con nadie en el mundo, así que le dije que sí, que la acompañaba. De camino nos hicimos fotos absurdas por todo Barcelona. Me gusta una  en el paseo de la playa en la que salimos iluminados sólo por un farol. Ni siquiera esperamos a subir a su piso. En el portal nos besamos. Estuvo bien. Los dos parecíamos novatos. Estaba siendo una noche mágica...

No sé dónde llevarás todo el día metido ni por qué no contestas a mis llamadas. me tienes preocupada. mañana te marchas temprano y ni siquiera vas a venir a despedirte de mi?

El mensaje de Olaya me dejó helado. Hizo el mismo efecto que una ducha de agua fría sobre mi cabeza. Blanca me preguntó si pasaba algo. Le enseñé el mensaje. Ella me acarició la cara.

- No te preocupes, ve a despedirte de tu amiga. Para lo demás ya habrá otra oportunidad - me dijo. 
- Sin ralladuras, ¿vale? - fue lo único que acerté a decirle para despedirme.
- Nos lo merecíamos, Jorge - me contestó mientras me guiñaba un ojo. 

Con el corazón en un puño salí pitando a casa de Olaya. La pillé justo antes de irse a dormir. Al verme, una media sonrisa de condescendencia salió de su cara. Entonces supe que había hecho lo correcto. Nos volvimos a dar otro abrazo y yo... yo seguía pensando en Blanca.

Y así fue como mi fugaz visita a Barcelona se convirtió en una auténtica aventura de la que guardo un recuerdo especial de cada minuto de lo vivido. Al volver a casa tuve unos días de bajón, Blanca empezó a llamarme casi diariamente, a decirme que me echa de menos y a explicarme cuánto significo yo para ella. Después de relatar mi experiencia en este blog mis sentimientos se confundieron aún más. Al final las ralladuras se volvieron contra mí. Ya no sabía qué pensar o qué hacer. Sólo sabía que así no podía seguir más tiempo, así que después de darle muchas vueltas, ayer tomé una decisión: dejarme llevar. La próxima semana vuelvo a Barcelona con Jose y Nando. En principio vamos a ver si el BarÇa logra su clasificación para la final de la Champions frente al Inter (aunque lo tiene jodido después del 3-1 del martes) pero puede que no me vaya sólo a eso. Le he pedido al jefe un traslado temporal a Barcelona. La empresa tiene delegación allí, así que me ha dicho que puede que sea posible tramitarlo. 

Una vez más en mi vida no sé si me estoy precipitando, si esto merece la pena o si estoy completamente tarado... pero me da igual. Esta ciudad vuelve a ahogarme y necesito salir de aquí de una vez por todas. Dicen que sólo los jóvenes cometen locuras y se supone que yo ya no lo soy. Va a ser verdad que la edad se lleva por dentro.

OFF...

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