jueves, 24 de junio de 2010

JYSH – LA HOGUERA DE SAN JUAN (T2, C8)

IMGP5991ON…

MPBlog: ‘wake me up before you gogo’

No tengo ningún amigo que se llame Juan, aunque podría haberlo tenido. El últimos año en la facultad coincidí en algunas clases con uno. Era un tio moreno, delgadete y tirando a alto. Se sentaba delante de mí y daba la impresión de ser bastante tímido. Sólo hablé una vez con él para pedirle que me pasara una goma que se me había caido al suelo. Ahora mismo no tengo claro si he conocido a más juanes, pero este es el único del que tengo recuerdo.

Anoche (empiezo a pensar que sólo me pasan cosas interesantes que contar cuando se marcha el sol) Jose iba a cumplir su parte de la promesa. Mi locura del otro día iba a tener al menos su recompensa. Después de 7 meses de relación, por fin íbamos a conocer a su novio.

Jose salió del armario (él odia esta expresión y yo también) hace unos 5 años. Desde que nos conocimos en el colegio, siempre habíamos salido juntos en la pandilla y siempre habíamos ido 'a por tías'. Es cierto que Jose no era el más ligón del grupo, pero nadie sospechó nunca de su homosexualidad. Al menos, no entonces.

Cuando empezamos la carrera yo estuve un tiempo con una chica y el día que conoció a Jose me preguntó directamente si era gay. En un primer momento me chocó muchísimo la pregunta y lo negué radicalmente. Luego, lo pensé a solas y empecé a atar cabos. En realidad, tenía sentido. He de reconocer que la primera vez que me lo planteé me resultó, como poco, chocante. Y sin embargo, esa chica (y su instinto femenino) creo que me abrieron los ojos. Empecé a fijarme en mi amigo y cada vez me fui decantando más hacia esa idea (que luego resultó ser la cierta). Pero yo nunca le metí prisa a Jose. Creo que es algo que cada uno debe descubrir y manifestar (si quiere) a su propio ritmo, sin presiones ni agobios.

Siempre recordaré la noche en que me lo contó. Fui el primero en saberlo, mucho antes incluso que su familia. Jose llevaba unos meses bastante ausente e inquieto. Me decía a menudo que tenía algo importante que contarme pero nunca llegaba a hacerlo. Yo ya intuía lo que era y deseaba que confiara en mí y se lanzase pero pasaban las semanas y nada.

Aquella ya mítica noche me estaba yendo a dormir cuando me sonó el móvil. Un mensaje de Jose me decía si podíamos vernos en ese momento sin falta. Pasaba de las 12, pero le dije que sí. Cogí mi bici y me planté en el centro a ver qué le pasaba a mi amigo. No esperaba que se fuese a sincerar entonces. Le temblaban las manos, la voz... Le dije que estuviera tranquilo y le llevé hasta un banco a sentarse. Yo me senté en el suelo, justo enfrente de él. Me dijo que o me lo decía de golpe o no me lo diría, así que me lo soltó sin pensarlo. Nos miramos a los ojos. Sonreí. Sonrió. Nos dimos un abrazo. El resto de la noche me lo guardo en la memoria, porque fue pura conexión, pura magia, pura amistad.

El caso es que a mí me da totalmente igual si Jose es marica, budista, hippie o lo que sea. Para mí es simplemente Jose y si lo quiero es por quién y cómo es. Me parece absurdo cualquier otro planteamiento.  De hecho, me parece genial que le gusten los tíos. No hace mal a nadie. Todo lo contrario: es un chaval estupendo. ¿Dónde está la ofensa de que ame, quiera y/o folle a quien le apetezca? ¿Cuál es el pecado tan grande exactamente? A veces bromeamos acerca de quién de los dos irá antes al infierno. Sin duda, iré yo primero.

No sé si es porque se trata de mi amigo o qué, pero el caso es que Jose me parece un modelo a seguir. Quizás Jose no sea el tío más rudo o brusco del mundo, pero tampoco se le nota en exceso su tendencia sexual. Incluso cuando se pone algún pañuelo o lleva bandolera, resulta increiblemente ambiguo. No fuerza sus movimientos ni su voz y sus gustos musicales, deportivos y culturales no resultan para nada exagerados.

Hubo una temporada que nos dio por jugar a las gay-tramps. El 'juego' consiste en cazar a un tío en una tendencia que se atribuya, supuestamente, a los homosexuales. Por ejemplo, que escuche Abba, que vaya a musicales o que llore con las películas de Meg Ryan. Después de semanas, concluimos que cualquiera de los tíos del grupo podía ser tan o más marica que Jose.

Como todo proceso personal, precisa de un tiempo. Jose siempre dice que, afortunadamente y desde que empezó a planteárselo, nunca lo pasó mal ni derramó una lágrima por ello. Fue descubriéndose, aceptándose y simplemente, cuando se vio preparado para ello, se abrió al mundo. Sus padres, pese a la 'sorpresa' inicial, se lo han tomado con la más absoluta normalidad. No hay cosa que haga más feliz a un buen padre que ver feliz a su hijo. Y Jose lo es. Eso es lo único que importa. Creo que después de todo, él se conoce a sí mismo mucho mejor que cualquiera de nosotros. Es más fuerte, más valiente, más seguro. Eso es madurar... y ese proceso le ha convertido en todo un hombre.

Pese a ello, aún se muestra reservado para algunas cosas. La verdad es que Jose no ha tenido mucha suerte con los tíos. Ahora sí que liga un montón (mucho más que Nando o yo) pero las relaciones no le duran más de unos meses. Supongo que quizás por eso se ha rallado con este chico y no quería darse prisa en presentárnoslo. Pero iba siendo hora, ¿no?

Jose quiso que ayer fuera el día. Decía que presentarnos a Juan la noche de las hogueras haría del momento algo especial. Mientras le esperábamos, le noté casi tan nervioso como el día que me dijo que era gay. Estuvimos junto a la hoguera un buen rato, tomándonos unos mojitos. Había un montón de gente, sobre todo estudiantes quemando apuntes y libros. Después de las inundaciones de la semana pasada, hacía una noche bastante buena. El olor a quemado llenaba la plaza y las cenizas salían despedidas en todas direcciones.

De repente, una cara conocida se acercó a nosotros. Ya iba a saludarle, cuando Jose se me adelantó:

- Chicos, este es Juan.

No podía ser verdad. Ya sé que vivo en una ciudad pequeña y que el mundo es un pañuelo, pero esto rozó  la brujería. Cogiéndole la mano a  Jose estaba el chico moreno, delgadete y tirando a alto. El chico que se sentaba delante de mí en clase y que daba la impresión de ser bastante tímido. Los dos nos quedamos mirando el uno al otro.

- ¿Os conocéis? - dijo Jose extrañado.

- Sí, creo que sí - le respondí.

Después de las presentaciones formales y las explicaciones pertinentes he de decir que me pareció un tío muy majete. Eso sí, la increíble coincidencia hizo que luego me quedara un rato totalmente pensativo y abstraido mirando fijamente a las llamas de la hoguera. El espectáculo era maravilloso y la noche toda una confluencia de momentos y recuerdos. Me acordé de escribir en un papel todo lo que se supone quería apartar de mi vida este año. Con fuerza, rabia e incluso miedo lancé el papel al fuego y vi cómo ardía entre las llamas. Pero se conoce que no me acordé de quemarlo todo. Justo en ese momento recibí un mensaje al móvil:

No sé si te acordarás de mí Jorge, pero el otro día pasamos la noche juntos. Lo siento, pero necesito hablar contigo. No quiero asustarte y sé que no es la forma de comunicártelo, pero estoy un poco asustada. Creo que podría estar embarazada. Llámame mañana, por favor.

Por mucho fuego que me rodeara, en ese momento me quedé totalmente helado.

Y ahora estoy aquí, en mi cuarto, con una tila en una mano y el móvil en la otra. Y como yo también he de ser valiente, voy a hacer esa llamada.

OFF...

No hay comentarios: