miércoles, 13 de mayo de 2009

INCLUSO DIOS NECESITA LLORAR A VECES

ON...


Veía anoche el capítulo 'El atraco' de Hospital Central (que se encuentra quizás en una de sus temporadas más insípidas, a la espera de la inminente vuelta del Doctor Vilches a los servicios de Urgencias) de refilón. Son casi 10 años siguiendo una serie, viendo cómo se ha enfrentado a todo tipo de competencia y cómo, con sus más y sus menos, ha logrado mantenerse a flote.

Es cierto que la serie está en uno de sus momentos más bajos y más ahora que Antena 3 ha comenzado a emitir la nueva temporada de El Internado en competencia directa.

Lo cierto es que el episodio no tenía nada de especial o distinto a los casi 250 que ya lleva la serie, pero me llamó la atención el caso de un cura que, estando ingresado, se replantea toda su fe y empieza a considerar por primera vez que Dios no está a su lado.

Puede que resulte fácil, quizás cómodo o, en los tiempos que corren, hasta valiente el confirmarse con una fe concreta. Es cierto que muchas personas sólo creen egoístamente, con el deseo de que lo aquí vivimos tenga un cierto sentido y no se acabe un día cualquiera.

También es cierto que pocas personas, por ateas que se hayan manifestado a lo largo de su vida, se resisten a dirigirse a Dios en los momentos más críticos.

Dicen los que creen, que Dios está ahí, en cada uno de nosotros, con una bondad y una capacidad de misericordia y perdón infinitos. Pues para mí que aquí algo falla.

Si Dios creó este mundo, tan bonito y tan verde, me lo imagino en estos mismos instantes sentado en el más oscuro de los rincones del universo llorando a moco tendido y frustrado por lo imperfecta que le salió su preciada creación.

¿Y qué si Dios necesita llorar?

¿Acaso no es demasiado castigo tener que estar en todo momento y en todo lugar pendiente de lo que hacemos o dejamos de hacer? Es como tener una partida eterna a los Sims, a la que Dios hace mucho tiempo que se cansó de jugar. Y no me extraña. Yo no hubiera aguantado tanto.

¿Acaso no necesitamos todos llorar (aunque sea hacia dentro) de vez en cuando?

¿O no es una putada tener que guardar la compostura cuando uno lo que desea es gritar, subirse por las paredes, pegarle una patada en los cojones a alguien, escapar, volver hacia atrás, ir hacia adelante o, simplemente, parar el tiempo un instante?

Dios nos guía un día con su luz y al siguiente nos la ha arrebatado por completo.

Es lo que tiene ser Dios, que lo puedes todo. Quizás Dios se cansa de vernos felices y contentos y disfruta viendo cómo nos las apañamos con todas las perrerías que nos causa. Igual igual que en GH, pero un poco más cruel. Yo, sintiéndolo mucho, cuando pienso en la existencia de Dios, me siento un poco una cobaya humana. Y la verdad es que no me gusta demasiado.

Si Dios fuera como los médicos del Central, cogería el desfibrilador sin pensárselo dos veces para que el corazón volviera a latir una vez más. El problema es que Dios no estudió medicina y se nota que no sabe curar.

OFF...

No hay comentarios: