jueves, 24 de febrero de 2011

HOY PUEDO DORMIR TRANQUILO (Parte IV)

No hay frase que vuelva a describir mejor lo que siento ahora mismo.

Se acabó finalmente un largo e intenso 2010 con un par de vuelcos al corazón, de esos que te obligan a hacer un repaso de todo lo ocurrido en el tiempo… y comenzó 2011 con un auténtico lienzo en blanco que colorear.

Eso es justo lo que he estado haciendo estos dos meses… He pintado de color todo lo que me rodea, con una alegría y un optimismo desconocidos para mí hasta ahora. Resulta increíble poder decir esto a estas alturas, pero es así y me encanta. Me doy cuenta de que cada nueva experiencia, cada nueva etapa, cada nueva persona que incluyo a mi bagaje personal me enriquecen tanto que me hacen ser mucho más humano y un poco más divino.

Y no es que sienta nada especial, es que sé que es especial.

Aunque ya llevara varios días (incluso semanas) pensando en ello, hoy he dado el paso final de instalación en el que ya se ha convertido en mi hogar. No está mal reducir de años a meses y de meses a semanas… creo que el ratio actual puede convertirse en un nivel de referencia para futuras ocasiones, porque (una vez más) no podría haber salido de una forma mejor. Ya me ha quedado claro que si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma y así ha sido como un hada procedente del mismísimo castillo de Disney le ha dado la necesaria justificación al momento.

Mañana todo volverá a comenzar… pero mientras tanto me voy a la cama de nuevo con una gran sensación de calma. Hoy dormiré con la tranquilidad de saber que los lugares los hacen las personas, que no hay sitio, costumbre o forma de vida que se me resista. Basta con ser uno mismo, con hacerse querer, con confiar, creer y soñar. Puede que haya mucho más de lo que los ojos pueden ver, pero no hay nada que temer o esconder. Mucho vivido… y mucho por vivir. No sé muy bien cómo, pero he conseguido llegar justo al punto en el que siempre he deseado estar…

Es mi momento. El momento de disfrutar, de dejarse llevar, de sentir, de empaparse de todo, de probar, experimentar, de cargar esas pilas que tienen que estar a plena capacidad para ese futuro incierto que (espero) está por venir. Pero como el futuro es futuro, dejémosle que vaya viniendo con calma. Por primera vez en mucho tiempo no hay agobios, no hay prisas… todo ese tiempo es mío.

Buenas noches… porque hoy sí que son buenas (aunque mañana me esperen 12 horas de clase).

Continuará…

No hay comentarios: