LA VIDA ES UNA APUESTA

ON...

Época de exámenes para los universitarios. Apuntes, nervios, decepciones, agotamiento,... Un gran cúmulo de sensaciones en tres semanas que se nos antojan todo un reto.

Si me presento a tantas y apruebo tantas otras... si sacase tal nota me promediaría tanto... con el trabajo y el parcial ahora debería sacar al menos...

Nos pasamos el día haciendo cábalas, conjeturas y apuestas de lo que podremos lograr con tal de que el balance sea positivo a finales de mes.

Pero en realidad, esto no pasa sólo con los exámenes. Toda nuestra vida es una apuesta...

Ya lo decían en 1993 Ramón García y Ana García Obregón en el mítico concurso de TVE '¿Qué apostamos?', en el cual varias personas anónimas aseguraban poder hacer algo fuera de lo común y debían demostrarlo en directo mientras unos famosos, sentados en un gran sillón con una gran pecera detrás, predecían si lo conseguirían o no.

Así iba acumulándose dinero que se repartía al final del programa entre los concursantes. También Ramón y Ana hacían sus predicciones y fallar tenía sus consecuencias: podían recibir una buena ducha de agua fría.

Por su parte, Patxi Alonso (actual presentador de 'Minuto y resultado' en la Sexta) retransmitía las apuestas en exteriores y el maestro Leiva se encargaba de la música.

Una voz en off llamada Comisión se encargaba de asegurar que todo se desarrollaba de manera correcta y rigurosa, así como de disolver las dudas que pudieran surgir.

Pues bien, el programa ha sido reestrenado en varios canales autonómicos, pero en esta ocasión presentado por Carlos Lozano y Rocío Madrid.

Después de 8 años vuelve lleno de novedades uno de esos programas que marcaron época, pero con la misma filosofía que entonces. Pasar un buen rato.

Así que... ¿Por qué no nos unimos a la causa y hacemos de esta época de exámenes un rato agradable?

Porque en el fondo... ¿tanto agobio para qué? Somos estudiantes. Nos dedicamos a hacer exámenes. Ya deberíamos estar acostumbrados y, sin embargo... no podemos evitarlo. Ahora en serio, NO se merecen tanta trascendencia. Un examen no tiene la importancia que se esfuerzan en hacernos creer que tienen. No son una meta (la vida no se acaba al aprobar o suspender un examen), sino parte del camino que cada uno hemos elegido.

Yo, por mi parte, prometo no quejarme demasiado estos días. Y lo voy a conseguir. ¿Qué apostamos?

OFF...