sábado, 10 de mayo de 2008

ANON1MOUS

ON...


¡Bendito, gracil y sin par anonimato!

El comentario de la entrada 'Como manda la tradición' me ha hecho pensar acerca de las excelencias que posee el anonimato en nuestras vidas.

Nuestro mundo no deja de mostrarnos las maravillas de la fama y el reconocimiento hasta el punto de pagar por ventilar la intimidad de uno mismo o incluso llegar a grabar los movimientos de las personas durante 24 horas al día.

Los jóvenes tomamos buena nota de lo que vemos, pero no todos filtran la información que reciben por sus sentidos. Programas como '¿Dónde estás corazón?', 'La noria' y 'Está pasando' o los fallecidos 'Salsa Rosa', 'Dolce Vita' y 'A tu lado' (por poner sólo algunos ejemplos) se han convertido en estandartes de la 'telebasura', cuyo único mensaje que dejan a su paso es el de: si quieres ganar dinero sin mover un dedo... grita, miente, amenaza y humíllate (en orden creciente de ganancia económica).

Por su parte, desde la llegada en el año 2000 del primer 'Gran Hermano', los reality-shows se han convertido en la alternativa para hacerse 'famoso'. 'Supervivientes', 'El bus', 'Confianza ciega', 'X ti', 'Operación Triunfo', 'Nadie es perfecto', 'La granja', 'Unanimous', 'Fama', 'Supermodelo', 'Factor X',... componen parte de una lista que crece año tras año. La convivencia, el descubrimiento de talentos o la búsqueda de una oportunidad son los pretextos que han llevado a muchos de estos programas a ser éxitos rotundos en sus respectivas cadenas. Las personas buscamos reconocimiento, pero tengo mis dudas de que ésta sea la mejor forma de hacerlo.

Nadie (o casi nadie) habla de los contratos de casi-esclavitud a los que se someten los concursantes de estos programas, ni tampoco de la vida post-reality en la que la mayor parte de las personas terminan por abrir los ojos justo en el momento en que se dan la h*stia contra el suelo y han de volver a sus respectivas casas y a sus respectivos barrios, pero sin llegar nunca a recuperar sus respectivas vidas, ésas que algún día les robó un programa de televisión que les prometía fama y sueños que nunca se hicieron realidad.

Ya he dicho en más ocasiones que el término 'telebasura' no es de mi agrado (de hecho he seguido y/o sigo algunos de los programas mencionados), pero claro, siempre y cuando uno sepa lo que ve. Si ves uno de estos programas por puro y duro entretenimiento puede hasta que pases un buen rato echándote unas risas, sobre todo si comentas la jugada en compañía de alguien y la vuelves a comentar al día siguiente en la facultad. El problema es que a la televisión tenemos acceso todos y muchas personas no son capaces de distinguir entre realidad y ficción, en cuyo caso este tipo de programas hacen un flaco favor a la sociedad actual, promoviendo la vagancia, el descaro y el aprovechamiento como forma de vida a tomar de ejemplo para llegar a ser 'alguien'.

La otra cara de la moneda... El Anonimato.

Y lo escribo con mayúscula inicial porque se lo merece. Hoy en día, que tan exitosos han resultado servicios como el Fotolog o actualmente el 'Tuenti', donde miles de personas pueden ver tus fotos, tus conocidos, tus amigos, tus datos personales, tus gustos... tu vida.... parece casi imposible que alguien defienda el anonimato. Así es la vida moderna. Nos va lo explícito.

Este blog cumplirá en unos días su cuarto mes y el que escribe nunca ha pretendido ni pretende que se convierta en algún momento en un blog masivo. Simplemente, el día que pierda el encanto que hoy me suscita dejaré de escribir. Sea mañana o dentro de 10años. Por supuesto que a uno le agrada que le lean muchas personas o que le dejen montones de comentarios de la misma manera que a uno le gusta que le hagan visitas o le llamen por teléfono. Es cuestión de sentirse arropado. Pero ahí se acaba toda mi pretensión o ambición.

Está claro que el comentario que comenzaba nombrando al inicio y su remitente me han suscitado estos días una gran intriga. Pensar si es alguien de mi entorno, si conozco a la persona que lo escribió o cómo llegó hasta el blog fueron las primeras dudas que asaltaron mi cabeza. Sin embargo, ahora ya no sé si quiero saber quién es. El anonimato le ha permitido expresarse con libertad. Yo, desde mi semi-anonimato (ya que aquellos que me conocen saben de la existencia del blog), también me expreso en libertad. Eso es todo lo que necesito.

Ser libres. Es nuestra naturaleza. Es lo que todos buscamos.

OFF...