domingo, 4 de julio de 2010

JYSH – LAS PASIONES HUMANAS (T2, C10 - Season Finale)

ON…

MPBlog: wake me up before you gogo.

Nunca, jamás deis nada por hecho…

El jueves llegamos a Barcelona (que estos últimos meses he visitado más veces que en toda mi existencia) a eso de las 8 de la tarde. Olaya nos esperaba en el Prat. Tuve la sensación de haber vivido ya ese mismo momento antes.

Como no cabíamos todos en el coche,  Jose, papá y yo fuimos en bus hasta el hotel. Aunque Nando y Pedro no llegarían finalmente hasta el día siguiente, allí ya estaban instalados Sara, Susi, algunas amigas de Olaya de la facultad, sus abuelos, tíos y también buena parte de la familia y amigos de Dani, así que dejamos las maletas casi sin deshacer y salimos a cenar todos juntos. Enseguida empezó a correr el buen vino a una velocidad tan vertiginosa que por mucho que bebieras siempre tenías la copa llena… Y empezó a correr el buen cava y con ello, el desencadenante de todo. Uno de los primos de Dani se levantó de la silla. Todos pensamos que iba a dar el mítico discurso de borracho cuando alzó la copa y dijo:

- ¡Querido Dani! – exclamó con ironía. Ni tú ni la guapísima Olaya sois catalanes. A todos nos parece estupendo que queráis dar el Sí quiero en esta bonita ciudad pero, ¿nos hemos desplazado hasta aquí más de 50 personas sólo para ver cómo os casáis? Yo creo que deberíamos aprovechar la coyuntura y disfrutar un poco de la noche catalana… ¿sería bueno despedirse de la soltería, no?

Al escuchar estas palabras y, como si de una manada se tratara, todos los chicos jóvenes (y no tan jóvenes) de la parte de Dani se levantaron gritando y se lo llevaron a horcajadas fuera del bar. Sólo Edu, el hermano de Dani, se acercó a nosotros para invitarnos a ir con ellos. Ausentes de un plan mejor, Jose  yo les seguimos. Mientras me guardaba la cartera en el bolsillo Olaya me miró fijamente y me dijo:

- Pasároslo bien.

Había un brillo en sus ojos que yo aún no alcanzaba a comprender, pero sabía que algo me estaban queriendo decir…

La primera parada fue la famosa sala Bagdad. Con Dani no cruzamos ni media palabra en toda la noche, pero Edu ejercía de buen nexo entre ambos bandos, del que nosotros éramos una clara minoría. Aunque yo iba totalmente alerta respecto a lo que Dani pudiera hacer, reconozco que apenas se mostró receptivo ante las insinuaciones de la bailarina y eran más bien sus amigos y primos los que se volvían locos mirándole las tetas y tocando todo lo que la chica se dejaba.

Después estuvimos por varios bares y discotecas, hasta que terminamos en la sala Apolo. Íbamos ya tan borrachos que acabé perdiendo a Jose mientras hablaba de las tías de la discoteca con algunos de los primos de Dani. Y es que la tensión inicial empezó a dar lugar al buen rollo y al colegueo. No sé cuántas copas habríamos tomado ya, pero yo necesitaba mear urgentemente, así que me fui en busca del baño. Todos los meaderos estaban ocupados y como en uno de los baños se escuchaba a dos tíos dándolo todo y yo no me aguantaba más, empecé a aporrear la puerta a ver si abrían… Quizás nunca debí hacer eso. No sé quién se quedó más flipado cuando vi salir de allí a Jose y a Edu. Sin saber qué hacer, di media vuelta y me fui por donde había venido. Jose salió detrás de mí a buscarme y después de un rato en silencio en la calle me dijo que se quería ir al hotel. No alcanzaba a entender qué había pasado pero decidí acompañarle.

Como me había dejado el jersey dentro, entré de nuevo a buscarlo. De repente la vi, allí estaba ella con su sonrisa perfecta, un vestido blanco increíble y su copa de vodka-red bull en la mano. Blanca no me había visto, pero yo, olvidando que mi amigo estaba esperándome fuera empecé a caminar hacia ella. La cogí por detrás y le tapé los ojos como ya había hecho una vez. Lo que no me esperaba es que un tío musculado de casi dos metros me apartara de un empujón al instante y me increpara por haberle entrado a su chica. Blanca no fue capaz ni de levantar la mirada del suelo. Yo, sintiéndome un completo gilipollas borracho, me excusé y me marché de allí. Ni siquiera se despidió de mí.

No quise comentarle nada a Jose. De hecho, apenas hablamos durante el trayecto de vuelta. Al llegar al hotel, cogimos la tarjeta de nuestra habitación y tuvimos la estúpida idea de subir por las escaleras en lugar de coger el ascensor. Cuando doblábamos la esquina del pasillo, escuchamos cómo se abría la puerta de la habitación de Ismael, el padre de Olaya, y nos sorprendimos al ver a una mujer salir de allí. Lo que estaban viendo mis ojos no podía ser cierto… Teresa le daba las buenas noches mientras se despedía con un buen morreo que no dejaba lugar a la especulación de lo que había estado pasando en esa habitación hasta ese preciso momento que nosotros habíamos presenciado por pura casualidad. Escondidos detrás de una columna y sin intervenir en la escena esperamos a que se despejara la entrada a nuestro cuarto. La noche había dado mucho de sí…

Amanecimos tardísimo, nos perdimos el buffet y la resaca era curiosa. Nada más levantarnos vi cómo Jose hablaba con Juan por el móvil, pero decidí no sacarle ningún tema de conversación polémico sobre la noche anterior. Ya hablaríamos todo lo que tuviéramos que hablar después del fin de semana…

Al salir me encontré con Olaya en el ascensor, que había venido a recoger la pulsera que llevaría a la boda, la misma que había llevado su madre el día que se había casado.

- ¿Bajas? – me preguntó.

- Sí, claro – le respondí.

- Vaya carita que me traes, ¿todo bien anoche? – me dijo con su dulzura habitual.

Yo la miré con ojos de querer contárselo todo y no poder decir nada.

De repente, el ascensor se paró en seco. Los dos dimos tal brinco que casi nos caemos al suelo. El ruido chirriante posterior no auguraba nada bueno. Nos habíamos quedado encerrados. Empezamos a darle a todos los botones, pero la puerta seguía sin abrirse. Tras unos minutos escuchamos una voz que nos dijo que nos tranquilizáramos, que habían llamado a los bomberos y que llegarían enseguida. Miré a Olaya esperando encontrarla más serena y calmada al oír esto, pero en realidad su expresión era de pánico absoluto.

- ¡Esto es una señal! – exclamó.

- ¿Una señal de qué? – le pregunté con el ceño fruncido.

- No me puedo poner esta pulsera mañana, no me puedo casar… así no – sentenció con rotundidad.

- ¿Qué coño estás diciendo? Anda, esto es el miedo del día previo.

- Jorge, tú no lo entiendes.

- ¿Entender qué? ¿Qué se supone que tengo que entender?

- Ayer me lié con Pablo.

El que palideció entonces fui yo. No salían palabras de mi boca.

- ¿Pablo? ¿Tu Pablo?

- Sí, mi Pablo… 

Pablo había sido, sin duda, el gran amor de Olaya.  Apenas habían salido juntos un año durante la carrera, pero su historia ya había comenzado hacía años. Él también estudiaba medicina, pero después de dejarlo con Olaya decidió mudarse a Salamanca para acabar. La distancia y el rencor les separaron definitivamente… o eso parecía. Pese a ello, Olaya siempre le recordaba con un cariño especial, como esa persona que le había dado lo que nunca nadie le podría volver a dar. Ella siempre decía que, pasara lo que pasara, acabaría casándose con él. Muchas lágrimas derramó durante su ausencia, mucho sufrimiento, mucha rabia, mucho dolor… Pero el tiempo le ayudó a superarlo, incluso llegó a olvidarse de él. Así fue como llegó Dani , aunque yo siempre supe que no era lo mismo. La última noticia que había tenido de Pablo es que había vuelto a la ciudad a prepararse para el MIR y allí había vuelto a encontrarse con Olaya. Lo que nunca llegué a saber es que ahí volvió a surgir parte del tonteo… tanto fue así que pidió a propósito Barcelona como destino al enterarse que Olaya se iría a vivir allí.

Es cierto que Olaya ya había escarmentado de su experiencia con Pablo y que no estaba dispuesta a volver a pasarlo mal por su culpa. Ella era ‘feliz’ con Dani y por eso no dudó en aceptar su compromiso con él hace ahora un año. Pero yo sé que en su interior se había quedado una espina clavada, un qué hubiera pasado si…, un por qué no funcionó… De alguna forma, en ese momento en que Olaya aceptó el anillo de Dani , estaba renunciando al más íntimo de sus deseos, estaba despidiéndose de su sueño más profundo y diciendo adiós de una vez por todas a sus ilusiones de juventud. En ese instante dejó de ser la princesa del cuento y Pablo su príncipe azul. No se puede creer en los cuentos de hadas eternamente, se dijo a sí misma. Y por eso decidió rendirse, comenzar a ser práctica y seguir hacia adelante sin más.

Así fue como acabó rompiendo prácticamente cualquier contacto con Pablo en Barcelona y como le pidió que lo mejor para ambos sería mantenerse al margen el uno del otro. Lo que ella no esperaba era encontrárselo justo la noche de su despedida de soltera. Ella dice que fue una coincidencia. Yo simplemente creo que el destino quería asegurarse si Olaya estaba tomando o no la decisión correcta. El fortuito encuentro parece que ha cambiado el rumbo de todo de nuevo. Quizás era necesario que esto pasara.

Ahora era mi turno… respiré hondo, tragué saliva y carraspeé antes de rizar el rizo una vez más.

- Yo también tengo que decirte algo.

- ¿Qué ha pasado? Me estás asustando.

- Verás… El caso es… Vaya, no sé cómo decírtelo.

- Vamos, Jorge. No puede ser para tanto.

- Bueno… en realidad sí… Lo que quiero decirte es que…

- ¡Suéltalo de una vez!

 - Olaya… creo que podría estar embarazado…

Los ojos de mi amiga se abrieron tanto que pensé se le saldrían de las órbitas.

- ¿Y quién es ella? ¿No será la chica que te tiraste aquella noche sin condón?

- Me temo que sí.

- Esto es una locura, una completa locura. Dime que no es cierto todo lo que nos está pasando – me dijo totalmente fuera de sí.

- Tranquilízate, Olaya.

- ¿Y qué se supone que vas a hacer? ¿Lo habéis hablado? ¿Es fijo?

- No sé, ahora mismo no sé nada…

- Las cosas se han complicado tanto en tan poco tiempo…

- Así es la vida, ¿no?

- Jorge, no quiero seguir aquí, necesito irme lejos… No puedo seguir viviendo esta mentira.

Las lágrimas que había contenido hasta ese momento empezaron entonces a asomar por sus pupilas.

- No podemos marcharnos así como así. ¿Dónde quieres ir? Tú tienes que seguir con la residencia y yo… yo ya he hecho eso una vez y te aseguro que no soluciona nada. Primero hay que dar la cara y luego, luego yo te llevaré donde quieras.

Completamente aturdida, Olaya apoyó su cabeza sobre mi hombro como solía hacer antes. Esto me hizo sentirme de nuevo cerca de mi amiga. Los dos allí aislados, apartados del resto del universo, compartiendo uno de esos momentos únicos y cruciales en la vida de dos personas… Ella y yo, juntos una vez más, unidos por las desgracias, por el miedo y por las coincidencias…

Poco después llegaron los bomberos y nos sacaron del ascensor. Olaya se echó llorando a los brazos de Dani . Sería la última vez que lo haría. Mientras ella hablaba con él, yo me reuní con Ismael y mis padres para resumirles la situación. Se escuchaban los gritos de Dani desde la habitación de al lado. Las lágrimas de mi madre duraron más de una hora. Las de Ismael no creo que hayan cesado todavía. Después de un par de horas, Olaya vino a la habitación. Se la notaba moral y físicamente destrozada. Aun así, Ismael no pudo evitar reprocharle su actitud, el no habérselo dicho antes,… Le pidió demasiadas explicaciones, muchas más de las que Olaya estaba preparada para dar en ese momento, así que decidí parar el interrogatorio en cuanto tuve ocasión.

- Lo siento Ismael, puede que sea algo precipitado e irreflexivo, pero Olaya y yo nos marchamos ya. Nos vamos a la playa. Los dos tenemos vacaciones y así podremos descansar, pensar sobre lo ocurrido… ella podrá tomar una decisión sobre su futuro y yo sobre el mío. Creo que es lo que los dos necesitamos ahora mismo. Créeme que Olaya siente mucho lo ocurrido, pero no os debéis preocupar por nada. Ella y yo nos encargaremos de dejar todo atado antes de irnos.

Y mientras le guiñaba un ojo a mi amiga picaron a la puerta. Tras ella aparecieron Nando y Pedro. Se habían encontrado en el aeropuerto. Sólo tuvieron que ver las caras largas de todos para imaginarse que nada bueno podía estar pasando, así que ninguno de los dos se atrevió a preguntar nada.

Con las mismas, Olaya y yo salimos de la habitación, hicimos nuestras maletas y mientras Olaya escribía una carta de disculpas para el resto de amigos y familiares que tantas molestias se habían tomado para acudir al enlace, yo me encargué de cancelar la ceremonia, el banquete y todos los demás eventos. Olaya y yo ya habíamos hecho suficiente allí, así que decidimos cogernos un vuelo barato al primer lugar que nos ofrecieran con mar y buen tiempo.

Así que aquí estamos ahora, mirando al Adriático desde la terraza de un hotel en Dubrovnik. Y mientras Olaya duerme, he pillado unas horas de conexión a Internet para decirles a todos que estamos bien y que volveremos en unos días, cuando por fin hayamos logrado relajarnos un poco… pero no he podido resistirme a escribir toda esta parrafada que no he sabido, podido o querido resumir mejor.

Han sido unos meses complicados, tratando de perseguir sueños difusos. Hemos querido vivir al máximo y deprisa, tan deprisa que sólo hemos pensado en correr, huir, escapar, romper con el pasado, volver a empezar una y otra vez… y con ello nos hemos ido desprendiendo de todo lo que creíamos accesorio, sin darnos cuenta de que en el proceso también nos estábamos perdiendo el uno al otro.

No sé si las circunstancias caóticas que ahora nos rodean pueden llegar a tener un final feliz o no, pero si algo positivo ha tenido todo esto es que Olaya y yo volvemos a estar como antes. Todo se irá solucionando poco a poco, reordenándose, volviendo a ocupar su sitio y recobrando su sentido. O, al menos, eso espero. Y aunque no fuese así, aunque todo saliese mal y las cosas se complicasen aún más hay algo que me tranquiliza, y es saber que ella estará ahí para mí y que yo estaré ahí para ella. Más que amigos que se entienden, más que hermanos que se cuidan, más que novios que se aman… somos almas gemelas.

Así es como siempre debió ser. Y así es como va a ser a partir de ahora.

OFF…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me kiero morir!!! Y ahora k va a pasar???? Joooo, cómo me gustó este capítulo final :-D