viernes, 15 de octubre de 2010

HOY PUEDO DORMIR TRANQUILO (Parte II)

Hoy no he dormido especialmente bien. Me acosté tarde con toda idea, a ver si así lograba conciliar el sueño. Y lo hice, pero no más de tres horas seguidas. Ahora entiendo bien a esa persona que en vela se pasaba una noche tras otra.

Esperé a que doce intensas campanadas abrieran la veda para poder levantarme. Tenía una cita con el destino. Bastaron cinco minutos de espera frente al ordenador para que la agitación nocturna desapareciera casi por completo. Ya estaba. El destino me daba lo que horas antes había pedido con la mano en el pecho.

A veces nos creemos poseedores de una libertad tal que nos permite decidirlo todo. ¡Qué equivocados estamos! Las circunstancias y las coincidencias son mucho más poderosas de lo que pensamos y son ellas las que deciden por nosotros casi siempre. Eterna serendipia a la que tanto me gusta echarle las culpas…

No es que sienta nada especial, es que sé que es especial.

Así es como el cambio se materializa, se hace más real. De momento ya es algo concreto y en menos tiempo de lo que parece a priori, se habrá hecho efectivo. Ahora mismo no sé cómo ni por qué he llegado a este punto, el caso es que aquí estoy.

Mañana todo volverá a comenzar… pero mientras tanto me voy a la cama de nuevo con una gran sensación de calma. Hoy dormiré con la tranquilidad de saber que hay un nuevo horizonte, allí donde el sol se oculta por debajo del agua. Frente a mí está el camino a seguir y aunque parezca corto, agradable y sencillo, sólo el tiempo dirá si estoy o no en lo cierto. De momento, sólo se ve una nube confusa de polvo. Más allá, lo inesperado.

Buenas noches… porque hoy (afortunadamente) sí que son buenas.

Continuará…

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