lunes, 22 de marzo de 2010

JYSH - VIAJES QUE LO CAMBIAN TODO... (T2, C4)

ON...

MPBlog: 'wake me up before you gogo'.

Nunca habría pensado que estos cinco días me dejarían tantas veces sin nada que decir.

Aún recuerdo con todo detalle la road trip que hicimos Jose, Nando y yo hace aproximadamente un año. Lo de esta semana ha elevado la experiencia a la enésima potencia.

Saltándome la parte de que casi pierdo el avión en mis propias narices y me quedo en tierra como un pringao, lo cierto es que logré llegar a Barcelona sin más incidencias. Al mismo aeropuerto del Prat me fueron a recoger Olaya y Dani. Verle la jeta a este tío me produce ardores y ganas de potar, pero he de decir que le noté asombrosamente cordial.

Ya antes de llegar a casa, Olaya me sacó un montón de papeles con la planificación de toda la semana. El miércoles no nos cundió demasiado, pues entre dejar la mochila, comer algo y demás, se nos pasó media tarde y, por nada del mundo, queríamos perdernos el encuentro de Champions. Por eso decidimos tomar algo en un bareto cerca del Camp Nou y empezar a sentir el ambiente previo al encuentro. Puntuales a la cita, entramos al campo y allí vibramos como nunca. Esos 4 golazos que el BarÇa le metió al  modesto (por llamarlo de alguna manera) Vfb y el partidazo que nos brindó Messi hicieron, por sí solo, que el viaje ya mereciera la pena. No me podía imaginar la que se me vendría encima.

Aunque Blanca había insistido en llevarme de fiesta esa noche, lo cierto es que el cansancio pudo conmigo y, aunque había mucho que celebrar después del partido, Olaya, Dani y yo nos volvimos para casa directamente. Si tengo que decir la verdad, me abrumaba un poco el hecho de conocerla por fin en persona y quise demorarlo unas horas más.

El jueves Olaya se marchó a trabajar al hospital temprano, así que, sin pensármelo dos veces y antes de que me volviera a dar el cague, aproveché para quedar con Blanca. No voy a olvidar ese momento en la vida. Ya desde la lejanía la vi esperándome en el Zurich de la plaÇa Catalunya. Me acerqué con cuidado por detrás y le tapé los ojos. Se asustó. Y yo le dije: tranquila, no conoces mi voz, pero confía en mí.

- ¿Jorge? .- dijo ella tímidamente.
- El mismo .- le contesté mientras apartaba las manos de su cara, descubriendo unos ojos claros y apacibles... 

La había visto en mil fotos, pero ninguna le hacía justicia. El aura que despide Blanca es, simplemente, asombrosa. Es de esas personas que aún no están quemadas por el paso del tiempo y cuya amplia y dulce sonrisa deja ver que su alma está en paz consigo misma.

Al tiempo que se le encendían los colores yo traté de liberar la tensión del momento hablándole del buen resultado obtenido por el BarÇa la noche anterior. Si es que no aprendo. Primer tema de conversación y le saco el fútbol. Ella se rió y me siguió el juego. Ahí fue cuando me puse rojo yo, así que, en igualdad de condiciones y una vez roto el hielo, todo comenzó a ir sobre ruedas.

Me llevó a ver un montón de sitios que yo sólo conocía en foto o por la televisión, disfrutando del ambiente cosmopolita y moderno que se respira hoy en día en Barcelona. Yo iba a ir a cenar con Olaya y Dani, así que después de llevar unas diez horas juntos me atreví a decirle si quería quedar para salir el viernes por la noche. Su respuesta fue un sí tan natural que cualquiera diría que llevábamos filtreando todo el día. El brillo de sus ojos acabó por delatarla.

El viernes fue el día escogido por Olaya para estar juntos, pero las cosas no salieron como estaban planeadas. Al final no pudo cogerse el día libre y no pudimos hacer la excursión planeada hasta la tarde. Olaya me llevó en coche al que ella considera uno de sus rincones favoritos de la ciudad: Montjuic. Por fin, después de tanto tiempo, ella y yo solos. Ni siquiera en Navidad habíamos logrado estar solos más allá de unos minutos. Llevábamos sin hablar, cara a cara, desde mi espantada a Brasil. Y se dice pronto. A veces el silencio y la separación hacen mella en las personas y en los lazos que establecemos. La Olaya que se encontraba frente a mí en esos momentos no era mi Olaya, sino que podría decir que se trataba de una  perfecta desconocida. Sí, hemos mantenido el contacto, nos hemos seguido contando casi todo, pero no sé, tuve la sensación de que era otra persona.

- Jorge, sabes que te he traído aquí por algo.
- Sí, supongo. Tú siempre buscas el lugar y el momento oportuno para decir las cosas. Siempre te ha gustado hacer de tu vida una serie americana con banda sonora incluida. Y las fuentes y luces que nos rodean ya veo que ayudan a ponerse en situación.
- Ya, bueno, verás... no quiero que pienses que el regalo de la entrada del partido ha sido sólo para decirte esto, pero lo cierto es que necesitaba una excusa para traerte aquí. El verano pasado me prometí a mí misma que jamás te volvería a enviar un mail para decirte algo importante y lo que tengo que decirte lo es.
- Vaya, pues suéltalo. Soy yo, tu Jorge, ¿recuerdas?
- Precisamente porque eres mi Jorge quiero que seas el primero en recibir esto de mis manos.

Olaya buscó con nerviosismo en su bolso y sacó un sobre.

- ¿Otro sobre más? ¿No será una entrada para el partido de cuartos?
- Anda, no seas bobo. Ábrelo.

El sobre contenía una tarjeta blanca. Mis peores presentimientos se hicieron realidad al abrirla. Sábado, 3 de julio de 2010... Olaya ya tenía su fecha de boda. La idea de casarse dejó de ser en ese momento algo etéreo para convertirse en algo real, concreto y plausible. El mundo se me vino de nuevo encima. Igual que hace 8 meses. No pude contener a la fiera que llevo dentro y ardí por dentro. ¿Acaso para eso me había invitado a ir a Barcelona? ¿Tanta parafernalia para soltarme esto así, de repente? ¿Qué estaba pretendiendo hacerme ver o echarme en cara? Toda mi confianza en Olaya se tambaleó por momentos.Y cuando estaba a punto de tirar la invitación de bodas al suelo, levantarme, coger mis cosas e irme vete a saber dónde, vi que una lágrima recorría la mejilla de mi amiga.

- Pensé que te haría ilusión ser el primero en saberlo.

El corazón me dio un vuelco. Sabía que si me marchaba en ese momento perdería a Olaya de nuevo y que esta vez podría ser para siempre. Y, si algo tengo claro, es que no quiero que eso ocurra nunca, por lo que calmé mis nervios, me acerqué a ella y le di un abrazo. Olaya estuvo llorando un buen rato sobre mis hombros. Yo sólo pensaba en Blanca...

(Continuará...)

OFF...

No hay comentarios: