lunes, 7 de julio de 2008

CUANDO LA PELOTA ESTÁ EN EL CAMPO CONTRARIO


ON...


Hace tan sólo una semana, un servidor vivía con emoción la Final de la Eurocopa.

El sábado por la mañana compraba el DVD con tal histórico partido que acompañaba al periódico 'As'. Era el último que quedaba en el quiosco.

Pues bien, justo una semana después, el deporte español ha vuelto a hacer historia.

Y es que en una semana pueden ocurrir tantas cosas...

La emocionante, extraña y maratoniana final de Wimbledon entre Rafa Nadal y Roger Federer ha vuelto a poner de manifiesto la elevada calidad de nuestros deportistas.

La final de ayer se convirtió en la más duradera de la historia. Casi cinco horas de enfrentamiento (4:48h) entre el número 1 y 2 del ránking mundial de tenistas le otorgaron la victoria a un Rafa que se tiró al suelo cuando se supo ganador, tras cinco sets de infarto (4-6, 4-6, 7-6, 7-6 y 7-9). Y eso sin contar los parones debidos a la lluvia que alargaron el encuentro hasta cerca de las 22.30h.

Hacía 42 años que un español no ganaba Wimbledon en la categoría masculina. Un joven Nadal demostró ayer que ser tetracampeón de Roland Garros no es suficiente cuando uno vive con la ilusión de convertirse en número 1. Rafa, por fin, pudo hincarle el diente a la copa de Wimbledon.

Ambos merecieron ayer repartirse el premio. Ambos son grandes tenistas que se dejaron algo más que la piel en la pista. Pero lo más importante y, por encima del dinero, la clasificación o el triunfo, ambos dieron una muestra de lo que significa la palabra deportividad.

Supongo que a Roger no le haría mucha gracia perder en el que se supone es el terreno en que mejor se defiende (la hierba), pero eso no evitó que se deshiciera en felicitaciones hacia su contrincante. Sin envidia, sin rencor, con la mejor de sus sonrisas y sabiendo reconocer el enorme potencial de su oponente.

De la misma manera, Nadal no se dejó llevar por la inmadurez de los veintipocos años (22 para ser exactos). Sabe que Federer sigue siendo el número 1, que a él aún le queda una larga trayectoria por recorrer y mucho que demostrar. La rivalidad se queda dentro del estadio. La humildad, la sencillez y el brillo de alegría en sus ojos le honra.

Así pues, el deporte español sigue cosechando éxitos y esperemos que siga así por mucho tiempo, pero la lección que aprendimos ayer nada tiene que ver con la victoria o la derrota, con el éxito o el fracaso.

Ayer, pudimos aprender la gran diferencia que existe entre un ganador y un campeón.

Ayer, Rafa Nadal se convirtió en el ganador de Wimbledon 08.

Pero también ayer, ambos tenistas demostraron ser campeones de los que ya no quedan.

Enhorabuena a los dos.

OFF...

No hay comentarios: