viernes, 11 de julio de 2008

LAS PÁGINAS ROTAS DEL DIARIO


ON...

MPBlog: 'Días de verano' - Amaral.

Hace dos días que Juan Y Medio ocupa la franja horaria de Patricia Gaztañaga en las tardes de Antena 3. Juan ya venía realizando su particular versión del 'Diario de Patricia' los viernes, bajo el nombre de 'Diario y medio'; pero esta vez algo es distinto.

El plató ha sido remodelado y el cambio de presentador no se debe a que Patricia se haya tomado sus vacaciones de verano. No. En esta ocasión Patricia se ha ido 'para siempre'.

Han sido 7 años de entrevistas, historias crudas, surrealistas, divertidas, de encuentros, reconciliaciones y enfados, amores y desamores... vamos, de las más altas, aunque también de las más bajas, pasiones humanas.

Por 'El Diario de Patricia' han pasado más de 10000 invitados en más de 1500 programas, incluso hubo quien especuló que en muchas ocasiones se contrataba a actores con historias falsas.

El programa ha sido muy criticado por sensacionalista, morboso y mundano, pero lo cierto es que, aunque sus audiencias ya no eran las de antaño, aún conservaba una buena legión de seguidores que convertían 'El Diario' en el programa más visto de las tardes de la cadena.

Aún recuerdo el verano en que se estrenó 'El Diario'. Aunque no sea muy aficionado a este tipo de programas he de decir que Patricia me tuvo enganchado alguna que otra tarde. Por aquel entonces, Ana Rosa Quintana, Alicia Senovilla o Ana García Lozano nos tenían acostumbrados a programas de testimonios sórdidos, llenos de maltratos, lágrima fácil y mal rollo. Patricia logró con su Diario dar una bocanada de aire fresco a este tipo de programas.

'El Diario de Patricia' trataba temas alegres y simpáticos, con invitados jóvenes y un desarrollo muy ágil y dinámico. Así fue como logró superar la criba de otoño de aquel 2001 y permanecer en antena ininterrumpidamente... hasta antes de ayer.

Hace ya años que 'El Diario' perdió interés para mí. Los temas que en su día habían sido los puntos fuertes del programa tales como las historias de amor surgidas en los chats, los problemas de los inmigrantes o las discusiones padres-hijos se volvieron repetitivas y poco atractivas para mi gusto. La novedad, la originalidad y la frescura iniciales dieron paso con el tiempo a la monotonía y la casi ausencia de renovación del formato.

Pero respeto 'El Diario' y, cómo no, a Patricia Gaztañaga. Al igual que ocurrió con 'Aquí hay tomate', no creo que haya nadie en este país que no conociera la existencia de este programa y estoy seguro que todos lo hemos visto en alguna ocasión. Para bien o para mal, 'El Diario' no dejaba a nadie indiferente. Y lo que es más, el hecho de mantenerse en emisión durante tanto tiempo y frente a tanta y tan variada competencia hace que sea justo que se le reconozcan sus méritos.

'El Diario' ha sido, de alguna manera, otro de esos programas (de los que ya van quedando pocos) que han formado parte de la televisión de toda una generación. Cuando alguien preguntaba qué es un talk-show todo el mundo contestaba siempre... pues lo que es 'El Diario de Patricia' y la duda quedaba resuelta.

Mi abuela no entendía la mitad de las truculentas historias que se contaban en el programa, pero ella disfrutaba viendo a Patricia 'Tarrañada' (nunca ha llegado a aprenderse el apellido de la presentadora vasca) y esperaba todas las tardes su ratito con 'El Diario'. Ninguna de las sustitutas de Patricia llegaron a agradarla como lo hacía ésta. ¡Qué bien lo hace Patricia! decía siempre.

No vi el último programa de 'El Diario' aunque me hubiera gustado hacerlo, así que recurrí a preguntarle a mi abuela, que como experta en el programa en cuestión me dijo que Patricia se había emocionado mucho y que esta vez no volvería tras el verano como solía hacer. Patricia escribió el miércoles la última hoja de su Diario y aunque le haya costado mucho, lo ha cerrado para siempre.

La nostalgia se notaba en la voz de mi abuela y no por la desaparición del programa, que ya vendrá otro que la entretenga más (de hecho el formato continuará con Juan Y Medio si las audiencias responden), sino por el hecho de que los años pasan para todo y para todos. Y nada, ni nadie, por mucho que pueda parecerlo, es eterno. Todo viene y se va. Es ley de vida.

Es curioso que nunca he llegado a escribir mi propio diario más de tres días seguidos y, sin embargo, este verano me he propuesto conseguirlo para dejar constancia de mis impresiones y recuerdos de todo lo que me pase, al menos, durante 60 días.

Como decía el otro: me fío tan poco de mi memoria y tanto de lo que pongo por escrito, que sin un boli y un papel no sería yo mismo.

OFF...

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