Y una vez más, el verano ha llegado a su fin. Desgraciadamente, todo lo bueno se acaba y por mucho que me esfuerce en retener entre mis brazos estas últimas horas estivales, me parece que el comienzo del nuevo curso es hoy, más que nunca, inevitable.
Sin embargo y aunque todo vuelva a empezar una vez más, ya no soy principiante en casi nada. Ni en la facultad (donde empiezo mi cuarto curso con más ganas que nunca), ni en mis clases de alemán (donde estar ya en el nivel intermedio me da cierta veteranía) y ni siquiera al volante (ya que acabo de 'arrancar' la L que me catalogaba como novel, aunque ahora use mi ibiza casi a diario)...
Hoy es uno de esos días en que echo la vista atrás y me doy cuenta de cuánto han cambiado las cosas en un año... así que este curso he sentido la necesidad de hacerme consciente de hasta qué punto podemos o no intuir lo que nos va a ocurrir en el futuro más cercano. Por ello y por darle chispa al que puede ser mi último año aquí, he encerrado mis próximos 9 meses en una caja.
Quién sabe, igual la vida planea seguir sorprendiéndome...
Ya sé que no he puesto MPBlog para la entrada, pero mis sueños no tienen generalmente banda sonora. También sé que no he colgado foto, pero es que no estoy seguro si sueño en color o blanco y negro y, además, me ha sido imposible elegir entre las más de 3300 fotos que tengo de estos tres meses. Y es que me resisto a ponerle punto y final al que ha sido, sin lugar a dudas, el verano de mi vida, un sueño del que ojalá nadie me obligara despertar.
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